CASAFFOUSTH, Carlos Adolfo
Sus primeros
años. El Ingeniero Civil
La Debacle Económica de 1890 y
de Casaffousth
El Proceso al Dique San Roque y la Cárcel para Casaffousth y
Bialet Massé
La obra cumbre del Ing. Casaffousth- El Dique San Roque
El Dique y Puente en Santa María de Punilla
El Establecimiento Agrícolo-Industrial San Carlos
Difamación a Carlos A. Casaffousth y el Objetivo de este
artículo
Fuentes documentales (Autor: Norberto E. Huber)
Carlos A. Casaffousth en la
Universidad Nacional de Cordoba, por Doralice
Lusardi
LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA EN SU CAMINO
- La cuestión de la denuncia periodística
EL RECONOCIMIENTO
DE LOS SUYOS
EVENTOS
del jueves 12 y viernes 13 de noviembre de 2009 en Cordoba Tarjeta
Sus primeros años
Carlos A.Casaffousth, hijo de
José María Casaffousth, correntino, y de Camila Chauvín, francesa, nació en
Buenos Aires el 10 de Abril de 1854 y falleció en Gualeguay, Entre Ríos, el 24
de Agosto de 1900. Fue bautizado en
Hijo de una familia en buena
posición económica, Carlos Adolfo transcurre su infancia y adolescencia junto
con sus 5 hermanos, cursando sus estudios básicos en Buenos Aires. Acompañó a
su padre en algunos de sus viajes, llegando con uno de ellos hasta Rusia.
Su padre, José María
Casaffousth, era un personaje misterioso y aventurero: empresario naviero,
comerciante, trotamundos y periodista. José maría Casaffousth se suicida en
Su madre, Camila Chauvín de
Casaffousth se traslada desde Buenos Aires a Córdoba en 1884, otorgando poder a
su hijo Carlos para administrar sus bienes e intereses, radicados en Buenos
Aires.
Su esposa, Eduarda Lazo, hija de
Julián Lazo y Eugenia Telechea, hereda con su hermano Anselmo
Durante sus estudios superiores,
realizados en
En 1882, Casaffousth fue
comisionado temporalmente a Córdoba para elegir el terreno donde se levantaría
el Hospital Nacional de Clínicas. Se vincula con el Ingeniero Francés Esteban
Dumesnil, también discípulo de Eiffel, comenzando su interés en las obras
públicas que éste venía proyectando y construyendo en
Regresó a Córdoba para asociarse
a Dumesnil en el Estudio de Riego que este venía realizando. Avalado políticamente
por el Senador Nacional Miguel Juárez Celman, en Febrero de 1883 fue elegido
Diputado por el Departamento de Río Seco. Es designado Profesor de Hidráulica
en
Durante los 13 meses de su
prisión, producida entre el 7 de Octubre de 1892 y el 10 de Noviembre de 1893,
producida a instancias de un proceso judicial del cual fueron absueltos pero
que definió su quiebra económica y anímica, dictó clases escritas a sus alumnos
y redactó un Curso de Ingeniería Hidráulica que sirvió a varias promociones.
Casaffousth y Dumesnil fueron
los autores de
Ante el regreso de Dumesnil a
Francia en 1884, y su desvinculación de las obras, Casaffousth completó todos
los estudios, modificaciones, diseños y planos; y dirigió la construcción de
todas las obras hasta su completa finalización en 1889, incluyendo ser
designado en 1891, Director de
Sus colegas contemporáneos lo
mencionan como un lector, proyectista y dibujante incansable. Habiendo
realizado el proyecto del acueducto de Saldán en 3 días, y correspondiendo su
verificación y estudio, el Ing. Firmat dijo de él: "El Trabajo que hace
Casaffousth en un día, un Ingeniero bien preparado necesita quince para
verificarlo". Realizó y donó a
Casaffousth, al amparo del
desarrollo impulsado por el partido gobernante, adquirió tierras con objetivos
agrícolas e industriales. En tierras de
En Córdoba, en los Suburbios Sur
de
Todas las adquisiciones de
Casaffousth estaban basadas en recursos propios, luego ampliados gracias al
financiamiento del Banco Provincial con Cédulas Hipotecarias pagaderas con
créditos a 18 y 28 años garantizadas por las propiedades que ya poseían. Estos
créditos eran fomentados y otorgados, al igual que a Bialet Massé y otros
numerosos emprendedores en medio de un clima enfervorizado por los aires de desarrollo
que se respiraban en la ciudad mediterránea, al amparo de los gobiernos
instalados por el Partido Autonomista Nacional, con Miguel Juárez Celman a su
cabeza.
Para 1890, la debacle económica
e institucional comenzada en 1889, lo arrastró en su falta de financiamiento,
cambio de estrategias gubernamentales y cambio de apoyos institucionales,
siéndole, el 15 de Julio de 1890, embargados todos los bienes del
establecimiento, una semana antes de
La inflación en los materiales,
en la mano de obra y la depresión del mercado interno, fueron los problemas que
afectaron inmediatamente a los emprendimientos industriales de Casaffousth y
Bialet Massé. A su vez debieron soportar problemas de financiamiento bancario
motivados por un origen muy concreto, el incremento en el precio del oro, y que
inclusive motivó
El emprendimiento del
Dr. Juan Bialet Massé de una fábrica de cales en Brandzen, aletargado por
una "demora" de 2 años en aprobar el "Reglamento de uso de Cales
y Cementos en Obras Públicas", lo que imposibilitaba venta de Cal al
Estado, no se concretó, causando la ruina económica final de Bialet Massé. Para
cuando dicho reglamento se aprobó, febrero de 1892, Juan Bialet Massé ya había perdido
toda posibilidad de recuperarse económicamente y en abril del 1892 presentó su
Concurso de Acreedores, perdiendo al poco tiempo todas sus propiedades. El
síndico del Concurso reconoció que"... la deuda del Dr. Bialet
proviene exclusivamente de
El
Proceso al Dique San Roque y
En Junio de 1892, el Gob.
Pizarro solicita al Presidente Pelegrini un Ingeniero Hidráulico para practicar
estudios en el Dique San Roque y que estableciese la verdad al respecto de su
resistencia. Gracias a la actuación del "falso ingeniero"
Stavelius, con título supuestamente otorgado por una asociación en Londres, la
población de Córdoba termina saliendo despavorida a las calles al grito de
"El Dique se viene", creyendo en la
rotura del dique informada por el ayudante del Sr. Stavelius, otro "ingeniero",
pero esta vez "nacional" que había anunciado, por telégrafo,
el desastre desde su puesto de observación en el Dique San Roque.
La maniobra orquestada dio sus
frutos, logrando agudizar el descrédito del Dique y a legitimar la acción que
quería realizarse contra sus constructores: Bialet Massé y Casaffousth.
Dumesnil, en Francia, y que había cesado su colaboración con la obra ya antes
de su comienzo, abandonando el proyecto dirigiendose a Europa, y Félix Funes,
el socio contratista junto con Bialet Massé, concuñado del exgobernador de
Córdoba y expresidente Dr. Miguel Juárez Celman y del héroe de la campaña al
desierto y expresidente General Julio Argentino Roca, estaba muy lejos de
padecer de tales problemas ante
En Septiembre de 1892 la
situación era insostenible. El 30 Casaffousth manifiesta en una carta a Miguel
Juárez Celman, el presidente depuesto en julio de 90, "gracias" a la
"fuga del oro" de fines de 1889: "He resuelto salir de
Córdoba tan pronto como termine la cuestión judicial que ha iniciado el
gobierno...". El 8 de Octubre es apresado junto con Juan Bialet Massé,
acusados de administración fraudulenta y defectos en las obras. Comenzaba un
proceso con el cual todos sus proyectos quedarían definitivamente truncos.
En Julio de 1893, estando preso,
el Banco Provincial se queda con todas las propiedades en los Altos del Sud.
Tal vez como burla, el Directorio del Banco Provincial dictamina que
Casaffousth todavía debe 20000 pesos, pero que "...es exonerado de dar
hipoteca y solo debe firmar documentos por 20000 pesos pagaderos cuando cambie
de fortuna...". Como remate de males, al salir de la cárcel en
Noviembre de 1893, el Banco Nacional toma propiedad de su establecimiento
agrícola en tierras de
En 1895, Casaffousth,
desencantado con Córdoba, se dirige a Santiago del Estero, donde construye el
Canal de
Desde Santiago se dirige al
Litoral, instalándose definitivamente en Gualeguay, en Lazo, en el campo de la
familia de su esposa.
Bialet fué su gran amigo y compañero,
de aventuras y desventuras. Casaffousth solo habría regresado a Córdoba a
buscar el cadaver de su hijo fallecido, y fue la última vez que se encontraron,
en medio de una profunda depresión. Solo había El 23 de agosto de 1900, recibía
un telegrama desde la provincia de Entre Ríos " Casaffousth a las
puertas de la muerte, solo de la providencia se espera su salvación ".
Casaffousth fallece a las 12:30
del Viernes 24 de Agosto de 1900. Su certificado de defunción consta "... pleuresía
....". El gobierno dispuso izar a media asta
Bialet publicó en
Bialet siempre recordó y enalteció a su entrañable amigo: "Sabía de memoria todas las fórmulas de la mecánica racional y aplicada, todos los coeficientes de resistencia de materiales; de ahí que los trabajos más largos y difíciles eran para él casi nada: los hacía al correr de la pluma".
"Y qué concepto tenía de
su profesión; era para él un sacerdocio; él, tan tolerante en todo, tan
bondadoso, se indignaba hasta el más profundo enojo con los errores en las obras:
un pilar mal colocado era para él un delito, un mal trazado de un camino, una
mampostería mal hecha, un crimen imperdonable".
"Su honradez estuvo
fuera de toda duda, modesto en sus ambiciones no tenía otros derroches que para
su biblioteca ni otro lujo que sus instrumentos, siempre los más modernos, los
más perfectos. Muere pobre, tan pobre de dinero como rico de ciencia y de
gloria".
"Esposo amantísimo,
padre cariñoso, sus placeres estaban en su hogar; la pérdida de la salud de su
esposa, la muerte de sus hijos arrebatados por la difteria y el tifus, le
arrancaron a jirones el alma, hasta el punto de temer por su razón; trabajaba
sin descanso para distraerse, y trabajaba día y noche. La imagen de sus hijos
queridos le acompañaba hasta en el sueño".
"Si algún nombre propio debería dársele, sería el de Dique Cassaffousth,
para honor del que lo hizo, de esta Universidad -de la que fue catedrático y
decano- y de Córdoba que lo aprovecha"
En 1903, luego del Rebalse del
Dique San Roque de Abril de 1903, presenciado por mas de 200 testigos, entre
ellos Huergo, Firmat, Aranda, García Fabre, Caraffa y otros tantos Ingenieros,
Un Colegio, que orgullosamente
lo recuerda, lleva gallardamente su nombre. La originalmente Escuela de Artes y
Oficios de la ciudad de Córdoba, creada hacia 1919, adopta el nombre de
"Ingeniero Carlos A. Cassaffousth"
por iniciativa del Ing. Alfredo G. Malbran que asumió la dirección del
establecimiento en 1933.
La
obra cumbre del Ing. Casaffousth- El Dique San Roque
El Dique San Roque, la mayor obra
de Ingeniería Hidráulica de su época, recibió, tanto durante como al
finalizarse su construcción, realizada en solo 27 meses, innumerables
opiniones, tanto a favor como en contra. Mencionamos la expresada por el
Ingeniero Eiffel, autor de la célebre torre francesa erigida en ocasión de
El Antiguo Dique San Roque, que
todavía puede observarse cuando bajan las aguas del embalse, fue proyectado por
los Ingenieros Esteban Dumesnil y Carlos A. Casaffousth, dirigido técnicamente
por el Ing. Carlos A. Casaffousth, y construido por los empresarios Dr. Juan
Bialet Massé y Félix Funes.
El antiguo Paredón del Dique San
Roque, originalmente calculado extra-reforzado para
El Nuevo Dique San Roque, con
paredón curvo de hormigón armado e inaugurado en 1944, embalsa agua a la misma
altura y cantidad, diferenciándose básicamente en un mejor sistema de vertedero
de descarga y contener en forma mucho mas eficiente las crecientes, contando
para estas dos funciones con un embudo vertedero que posibilita controlar
Esta necesidad de control de tan
variables caudales, y otras razones menos técnicas pero tal vez mas definitorias,
fundamentadas en el pánico generado por necesidades políticas temporales,
motivaron que el paredón del Dique San Roque, soportara 14 modificaciones
producidas entre 1891 y 1828, siempre con objetivo de prevenir su rotura
estructural, lo cual, por supuesto, nunca se produjo.
El paredón del original Dique
San Roque, tenía (tiene, aunque no lo veamos)
En momento de su reemplazo en
1944, se efectuó una abertura vertical en su estructura para permitir el paso
de las aguas. La abertura debió realizarse con todo un vagón de dinamita,
observado en la foto que se muestra a continuación y que corresponde a como se
ve actualmente el paredón cuando bajan las aguas.
La última vez que el antiguo
Dique mostró su solidez fue cuando se construyó el tubo de alimentación de agua
de
El cimiento del Antiguo Dique
San Roque está construido con piedras y mezclas de arenas con Cemento Boulogne
Sur Mer. Su paredón está construido con piedras graníticas con mezclas de arena
y cal hidráulica, producida por
De esta fábrica, ubicada a la
vera de la actual Ruta 38 en el Pueblo de Bialet Massé, y que operó desde 1884
hasta 1960 produciendo cales hidráulicas de calidad indiscutida
internacionalmente, se conservan su horno principal con su túnel de
operaciones, hornos auxiliares, los galpones y casi todas las obras hidráulicas
asociadas, todo en actual proceso de recuperación arqueológica e histórica
supervisada por
El Dique y Puente en Santa María de Punilla
A poca distancia de la fábrica de
Cales Hidráulicas de Bialet Massé también se encuentran, en perfecto estado, y
luego de mas de un siglo de nulo mantenimiento y innumerables crecientes, el
paredón del Dique de la vertiente "Las Higueritas" y los pilares del
Puente sobre el río Cosquín que Casaffousth mandó construir dentro de sus
terrenos en Santa María de Punilla.
Casaffousth adquirió en 1887
unas
El paredón del Dique Las
Higueritas diseñado y dirigido por Casaffousth es, como el San Roque, de perfil
recto. Tiene
Actualmente, esas mismas tierras,
que no han sido fraccionadas, son sede del Hospital Santa María, origen
poblacional de la localidad de Santa María de Punilla.
El
Establecimiento Agrícolo-Industrial San Carlos
El Ing. Carlos A. Casaffousth
también adquirió tierras en los Altos del Sud de
Casaffousth no solo
industrializó la producción de los forrajes y demás productos agrícolas, sino
que comenzó la fabricación de materiales para la construcción, entre ellos
ladrillos. Consta expresamente en un inventario la "máquina para fabricar
ladrillos" y varias máquinas a vapor, con las cuales también transportaba dentro
de sus predios utilizando vías de tipo Decauville.
En otros terrenos que también
poseía en las cercanías, había organizado un loteo denominado Villa San Carlos.
Sus entusiastas proyectos para su emprendimiento y sus cercanías, hasta
incluían la instalación del TramWay, que ya funcionaba en la ciudad de Córdoba,
desde el centro de la ciudad hasta
Difamación
a Carlos A. Casaffousth y el Objetivo de este artículo
Carlos A. Casaffousth falleció
en Gualeguay, el 24 de Agosto de
Respecto a la capacidad
profesional de Carlos Adolfo Casaffousth, la dupla Casaffousth-Bialet Massé,
posibilitó la erección del Dique San Roque y el sistema de riego de los Altos
de
Y respecto a su apellido, la
mayoría que lo mencionan equivocan su escritura, colocando erróneamente Cassaffousth
en vez de escribir correctamente Casaffousth. Los ingleses que administraban el
tren de Córdoba Cruz del Eje nombraron así, erróneamente, en el Cartel y las
publicaciones de horarios, a la estación de Ferrocarril que se erigió en las
cercanías del Dique San Roque, iniciando el error y la confusión. Casaffousth
ni firmó ni anotó su nombre equivocadamente, en cientos de firmas y menciones
de su apellido a través de sus años de vida. Corresponde, por tanto, respetar
la escritura correcta de su apellido.
El objetivo de este artículo
es rendir homenaje al Ing. Carlos A. Casaffousth confiando en que los datos
aportados por esta biografía, colabore a desmistificar falsas creencias y
permita conocer adecuadamente nuestro pasado, colaborando a no tropezar
nuevamente con las mismas piedras.
"Historia
del Dique San Roque". Luis Rodolfo Frías.
"Historia de Córdoba". Efraín U. Bischoff
"El
Santa María de Ayer, La Estación Climatérica y el Hospital Colonia".
Norberto E. Huber
"Paisaje
y Vida del Valle Cordobés San Roque". Norberto E. Huber
Archivo Histórico de Córdoba, General de
Descendientes del Ing. Casaffousth y del Dr. Juan Bialet Massé
Investigaciones de
Autor de esta publicacion Web: Norberto E. HUBER hubernorberto@hotmail.com Bialet Massé, Córdoba, 9 de Junio de 2002
A continuación un importante aporte a la biografía de Carlos Adolfo
Casaffousth reproducida por especial pedido y con la autorización de la autora.
LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA EN
SU CAMINO
- La cuestión de la denuncia
periodística
EL RECONOCIMIENTO DE LOS SUYOS
A partir de su desempeño como profesor y Decano de la
Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas, profundizaremos aquí en su perfil
docente, esfuerzos por jerarquizar la carrera de Ingeniería y vínculos con los
demás catedráticos, pequeño y calificado grupo al que la excelencia académica
no puso a salvo de celos, disputas por espacios de poder y otras humanas
debilidades que agitaron las aguas en aquella Córdoba de fines del siglo XIX,
ciudad no tan tranquila como nos gusta imaginar.
BREVE
MARCO BIOGRÁFICO
Carlos Adolfo
Casaffousth nació en Buenos Aires en 1854, de madre francesa y padre argentino.
Fue ahijado de Sarmiento, a quien su padre (José María: empresario naviero,
comerciante, trotamundos, periodista y tal vez ex traficante de esclavos) había
conocido en uno de sus viajes por Europa. Don José María se suicidó cuando su hijo
tenía dieciséis años, en un episodio de ribetes terribles, que la prensa
reflejó con todo detalle y debió impactar dramáticamente en la familia
Casaffousth, hasta entonces en aparente bonanza. Pese a todo, Carlos pudo
proseguir sus estudios en Francia, donde se graduó como ingeniero, regresando a
Argentina en 1877.
Se desempeñó entonces en
diversas reparticiones nacionales, en proyectos relacionados con telégrafos,
puentes, ferrocarriles y otras obras de las que en aquel fin de siglo se
apostaba a la modernización y al progreso
indefinido.
Tras vincularse con
Juárez Celman y el círculo gobernante, se radicó con su familia en Córdoba,
donde compró tierras, fue profesor universitario y ocupó una banca de
legislador. Fue uno de los artífices de las Obras de Riego de los Altos de
Córdoba, emprendimiento colosal del cual el dique San Roque fue sólo una parte,
y cuya función principal sería regar unas
Bialet
Massé (el empresario) y Casaffousth (proyectista y director de las obras)
crecieron profesional y económicamente al amparo de Juárez Celman y su círculo.
Pero lo pagaron con creces, ya que en el ejercicio del poder el grupo gobernante
despertó el encono de distintos sectores -entre ellos los ligados a la Iglesia
Católica- que encontraron en el Dique un blanco propicio para sus ataques.
Terminado
hacia 1890 en un marco de rumores y temores, éstos arreciaron a partir de la caída
de Juárez Celman, ese mismo año. Finalmente, durante el gobierno de Manuel
Pizarro se enjuició y encarceló a Bialet Massé y Casaffousth, sobre la base de
pericias e informes de supuestos expertos. Aunque fueron luego absueltos,
cargándose las costas a la Provincia, Casaffousth vio seriamente lesionado su
patrimonio y su prestigio profesional. Hacia 1895 se marchó de Córdoba, con
resentimientos que perdurarían hasta su muerte, transmitiéndose a sus descendientes.
Falleció en
Gualeguay en el año
La
primera conexión de Carlos Casaffousth con la Universidad de Córdoba es
anterior a las Obras de Riego, pues llegó a esta ciudad en 1881 para elegir el
terreno del futuro Hospital de Clínicas, como integrante del Departamento de
Ingenieros Civiles de la República Argentina.Desde este momento data, sin
duda, su vinculación con Juárez Celman, decidido propulsor del nosocomio1. (Ese mismo año, comenzaba a
funcionar la escuela de Ingeniería en la
Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas).
En
1883 Casaffousth pasó a estar a cargo de la Segunda Sección (Sección Córdoba)
del Departamento. En tal carácter, firmó diversas notas referidas a la
construcción del edificio de la Academia de Ciencias cuya terminación se
procuraba –el que sería también sede de la Facultad- revelando la
minuciosidad que sería una de sus características profesionales: precisiones
técnicas y reclamos de fondos a las autoridades para poder ejecutar las obras,
alternan con su escrupulosa atención por los detalles. Se refiere a
construcción de techos, cielorrasos, instalación de cañerías para gas y aguas
corrientes, búsqueda de precios y hasta eleva un pedido de autorización para
dar dos manos de aceite de linaza cocida a puertas y ventanas -detalle no
contemplado en el presupuesto- pues en caso contrario los rápidos cambios de
temperatura y fuertes calores harían que las maderas se torcieran y se rajaran2.
(Uno de los momentos más significativos
para Casaffousth, del que arranca la realización del Dique, fue su vinculación
con el ingeniero francés Esteban Dumesnil, quien había estado a cargo de las
obras de la Academia en el período inmediatamente anterior, por lo que es
probable que allí se hayan conocido.)
Las
perspectivas que a nivel profesional y económico se abrían para él en esa
Córdoba en vertiginosa transformación, en la que todo parecía posible, lo
decidieron a radicarse en ella. Durante los años comprendidos entre 1880 y 1914,
el rostro de la ciudad va adquiriendo nuevas expresiones(...) coincidentes con
un acentuado desarrollo económico, como resultado de las inversiones
extranjeras en vías férreas y en inversiones directas que se canalizan hacia el
sector público a través del Banco Provincial y de los empréstitos municipales.
Transformación reflejada, entre otras cosas, en empedrado de calles, nivelación
de barrancas, aguas corrientes, edificaciones oficiales, parques, puentes,
alumbrado público y muy especialmente las obras de riego de los altos (...)3
Su
inserción en la vida cordobesa no tendrá medias tintas (nada lo tenía para él,
según iremos viendo). En febrero de 1883, el afán de Juárez Celman por llevar
a las Cámaras legislativas elementos progresistas4
lo ungió como legislador por el departamento Río Seco. Con Dumesnil presentaron
en ese mismo año al gobernador Gavier el proyecto de contrato para el estudio y
la ejecución de las Obras de Riego. Embarcado en ello, a partir de noviembre
dejó de estar al frente de la Segunda Sección del Departamento de Ingenieros
Civiles -y, consecuentemente, de la construcción de la Academia de Ciencias-
siendo reemplazado por el ingeniero Seurot.
Pero
no se alejaría del lugar, antes bien lo viviría “por dentro” durante la próxima
década, ya que el 23 de abril de 1884 el Rector de la Universidad de Córdoba,
Natanael Morcillo comunicaba al Decano de la Facultad de Ciencias
Físico-Matemáticas, Oscar Döering., que el Exmo. Gobierno Nacional, por
superior resolución de fecha 15 de este mes, ha designado al Ingeniero Carlos
Adolfo Casaffousth para ocupar la cátedra de Mecánica Técnica, Construcciones e
Hidráulica5. Y la Facultad funcionaba en el
mismo edificio de la Academia.
Sin
que implique mengua en lo personal o profesional, puede encuadrarse
social-mente a Casaffousth como parte de esa nueva burguesía (...) favorable
a los cambios, que no se sentía comprometida con el pasado y perseguía con
desesperación el ascenso social y económico, con la singular capacidad de
descubrir donde está escondida cada día la gran oportunidad de los negocios,
por intermedio del complejo sistema de intermediación, hasta llegar a las altas
finanzas y la especulación6
Un sector de la sociedad, al menos, los miraba con recelo. “La Carcajada” lo evidenciaba el 16 de diciembre de 1883, con estas palabras: Los que improvisan fortunas son los merodeadores políticos. Para éstos hay progreso, adelanto, bienestar y todo lo que se quiera. Cierto es que se inician obras de alguna importancia, pero por su inoportunidad, lejos de ser benéficas, son la ruina del pueblo que tiene que costearlas. Los únicos que progresan son los bolsillos de los que están en el candelero. La obra que Casaffousth estaba por emprender era útil y beneficiosa para Córdoba, y él no le escatimaría capacidad ni responsabilidad. Sin embargo, eran claros los indicios de la tempestad que se avecinaba.
Carlos
Casaffousth se desempeñó como docente de la Facultad de Ciencias Físico- Matemáticas
durante once años, desde el 15 de abril de 1884 hasta el 1º de abril de 1895,
cuando renunció a sus últimas cátedras. Esos años incluyeron los momentos más
importantes de su existencia, en los cuales vivió instancias de plena
realización profesional, sufrió dolorosas pérdidas, pasó de la prosperidad a la
ruina económica, del prestigio al desprestigio y del entusiasmo al desaliento.
A pesar de los fuertes contrastes, la documentación disponible, nos revela a un
catedrático preocupado por sus alumnos, con una definida vocación docente que
no era común en su Facultad.
Es
que en el seno de la misma coexistían dos criterios diferentes. Quienes
consideraban como medular a la investigación, apuntaban a construir primero el
objeto de enseñanza, a través de la Botánica, la Zoología, la Mineralogía, dado
que el conocimiento y la clasificación del patrimonio existente en nuestro
territorio estaba aún en sus comienzos. Ellos dieron prioridad a sus
exploraciones y publicaciones, destinadas no tanto a los alumnos ni a libros de
texto, sino al ámbito científico, en particular, europeo. Los que, en cambio,
ponían el acento en el trabajo del aula –entre ellos, Casaffousth- consideraban
muy perjudicial la inasistencia de los docentes a clase, que se daba en altísima
proporción por las causas recién mencionadas.
Como
Profesor, desempeñó con carácter titular las cátedras de Mecánica Técnica,
Construcciones e Hidráulica; (luego de la reforma que separó a Hidráulica,
estuvo a cargo de ésta prácticamente hasta que se marchó de Córdoba), Construcciones
Civiles y Proyectos, Presupuestos y Planos. Como sustituto o
suplente impartió también Geometría Descriptiva y Construcción y
Explotación de Ferrocarriles, entre otras. Sus preocupaciones pasaron –además
de por sus clases- por dos ejes principales: la publicación de textos para los
alumnos y la reforma de los planes de estudio.
1884
fue para él un año de intensa actividad profesional, en el que presentó, junto
a Dumesnil, la “Memoria” con estudio y presupuesto definitivos para las
Obras de Riego, y realizó el plano cotado y catastral del valle, necesario para
las expropiaciones. A continuación el francés se marchó, dejándolo a cargo de
toda la responsabilidad de tan monumental tarea.
A
pesar de ello, a los dos meses de haber obtenido su cátedra ya había elaborado con el profesor Pablo Cottenot
textos destinados a la enseñanza, sobre Análisis Infinitesimal; Mecánica
Racional; Cinemática Teórica y Aplicada; Hidráulica y Mecánica Aplicada. Al pedir a las autoridades su publicación,
argumentaba: ... estas
obras, producto de nuestros trabajos personales y que representan las lecciones
que exponemos en la Facultad, traerán grandes ventajas(...) la publicación de tales obras sería altamente
provechosa para la República Argentina, para la ciencia y sobre todo para los
alumnos de nuestras Facultades Nacionales y Escuelas de Ingeniería (...) Obsérvase
en el país y en la enseñanza la completa falta de publicaciones semejantes en
nuestro idioma y es por este motivo que nos dirigimos a Ud. para que tenga a
bien solicitar del Exmo. Gobierno Nacional, que tanto hace en pro de la ciencia
en general y que tanta necesidad tiene de la ciencia de la Ingeniería, quiera
costear la publicación de estas obras, que formarán cinco tomos (...) de 500
páginas cada uno.7 Si bien firman
ambos catedráticos, letra y estilo pertenecen a Casaffousth.
En su respuesta, el decano Oscar Döering reconoce la falta
de textos adecuados en idioma nacional y deja constancia de que los autores no
piden remuneración alguna, pero manifiesta que la partida existente está
comprometida para las obras de los doctores Bachmann y Seelstrang (recordemos a
este último, porque volverá a aparecer en el relato). Deriva el pedido a la
superioridad, con el mismo resultado negativo. Era la primera frustración que
Córdoba deparaba a Casaffousth, pero no sería la última.
Nueve
años después, en 1893, seguiría trabajando en el mismo sentido. Ya van a estar
construidos los diques San Roque y Mal Paso, los canales maestros Norte y Sur,
puentes, acueductos y numerosos canales secundarios. Ya habrá pasado el
escandaloso proceso que derivó en su detención y habrá sufrido la pérdida de
dos de sus hijitos, en una de las tantas epidemias de la época. Empezaban a
percibirse los deterioros de las Obras de Riego, por falta de un adecuado
mantenimiento, y se frustraba el
“Proyecto Huergo” para construir un canal navegable de Córdoba al río Paraná.
En ese marco desalentador,
Casaffousth presentó al Decano de su Facultad, Ángel Machado, una nota en la
que expresaba que la falta de preparación
de nuestros alumnos para tomar apuntes de clase, los priva de un texto de preferencia. La indicación de autores de
consulta (...) es un medio costoso y los desorienta para elegir en cada libro
la parte pertinente. Por estas razones me
he decidido a hacer imprimir los cursos que he dictado en esta Facultad empezando por el de
Hidráulica y Termodinámica, ante la falta
de textos impresos que respondan al plan de estudios y basado en los apuntes
que he tomado en la Escuela Central de Artes y Manufacturas de París (...)
completados por los apuntes de enseñanza más modernos.8
Su autor lo describe como un cuaderno de 50 páginas, con numerosos
diagramas y fórmulas, manuscrito, ya que no lo ha podido hacer por
tipografía a causa de las dificultades para composición de fórmulas y viñetas. La Facultad lo eleva al HCS,
con recomendación de publicación, e indica suscribir 10 ejemplares para
Biblioteca.
No sabemos qué respuesta recibió esta solicitud, pero existe en el
Archivo de la Universidad un texto manuscrito de Hidráulica cuya autoría es de
Casaffousth y al cual posiblemente se refiere Bialet Massé cuando dice: Llegó el día en
que las pasiones pequeñas le arrancaron de su cátedra; en medio de sus
discípulos, dictando la clase de hidráulica, el comisario de pesquisa lo
condujo preso: preso por haber superado a los superiores, preso por tanto
mérito y tanto trabajo, como Fray Luis de León pero más que éste, no esperó a
volver a su cátedra para pronunciar el “decíamos ayer”, no: en la prisión
seguía escribiendo su curso de hidráulica y sus discípulos, si notaron la
ausencia del maestro cariñoso, de palabra fácil y ardiente, no echaron de menos
sus lecciones, escritas en aquella prisión y bajo las amenazas de aquel proceso
en el que quedaron escritos y justificados los tesoros de su ciencia y la
pureza de sus procedimientos, el procedimiento de su gloria. 9
En cuanto a su
participación en la reforma de los planes de estudio, recordemos que por la
composición inicial de sus docentes (científicos extranjeros en una abrumadora
mayoría) la Facultad y la Academia de Ciencias privilegiaron al principio la
exploración del territorio, la investigación y la publicación científicas. Poco
a poco iría tomando otro perfil, dándosele mayor importancia a la carrera de
Ingeniería (dentro de la cual estaba Agrimensura) y disminuyendo los recursos
destinados a museos y otras áreas relacionadas. Esta tendencia, que se percibe
claramente en el período en que Carlos Casaffousth se desempeña como Decano, se
preanuncia en1884, año en que fue nombrado en su primera cátedra y en el
que presentó, también junto a Cottenot,
el proyecto para un nuevo plan de estudios, acompañado por una nota escrita a
vuelapluma, sin la cuidadosa caligrafía que le era habitual
Aludía
en ella a las deficiencias que percibía en la formación que la Facultad
brindaba, por lo cual proponía un nuevo plan de estudios que, utilizando los
elementos disponibles, diera a los alumnos un caudal de conocimientos fundamentales,
que pudiesen ampliar más tarde en el ejercicio de la carrera: El plan que
propongo (es el) adoptado en las Escuelas más adelantadas de Europa. (...) la
repartición es tal que los alumnos tendrán todos los elementos que requiere un
ingeniero para el buen ejercicio de su profesión. Para poner plenamente en
vigencia el nuevo plan se necesitarían cuatro profesores más, pero brinda otra
alternativa provisoria para aplicar hasta tanto se dote a la Facultad de
esos cuatro catedráticos10
Era
la carrera de Ingeniería el objeto de sus afanes, pero pese a su insistencia -y
al “sacrilegio” de haber involucrado a la prensa en el tema, lo que daría lugar
a una fuerte conmoción en la Facultad,
como veremos- Casaffousth no logró que el proyecto fuese tratado por el cuerpo
académico que encabezaba el doctor Seelstrang.
Volverá sobre el tema en 1888. Para entonces, el mismo Casaffousth será Decano, lo que le permitirá llevar adelante su proyecto, aunque no sin inconvenientes.
El 23 de abril de
1887, el ingeniero Casaffousth fue elegido por sus colegas Decano de la
Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad Nacional de Córdoba,
por cinco votos contra cuatro que obtuvo Seelstrang, quien se encontraba en
Brasil, integrando una comisión de límites del gobierno nacional.
Sus funciones como Decano
se extenderán hasta el 4 de junio de 1889, cuando renunciará tras un
enfrentamiento con algunos colegas, respecto de la conformación de ternas para
cubrir nuevas cátedras. En esos dos años imprimió a su tarea intensidad y
dinamismo, aunque no le faltaron por cierto ocupaciones fuera de los claustros.
Eran
momentos de apogeo del poder de Juárez Celman -quien había alcanzado la primera
magistratura de la Nación- a cuyo círculo pertenecía nuestro Ingeniero. Durante
1887 y 1888 se trabajó a pleno en las Obras de Riego, a cargo ahora de la
empresa Funes-Bialet, en tanto se intensificaba la polémica sobre el dique San
Roque, en la que pocos se privaron de terciar. A pesar de que su confiabilidad
recibió el aval de notables profesionales, marchas y contramarchas trabaron el
avance de las obras y sembraron temores y sospechas de todo calibre entre la
población.
En
tanto, la familia Casaffousth se había acrecentado con dos nuevos hijos;
también su patrimonio había crecido, con propiedades en el valle de Cosquín y
en la hoy zona urbana de San Carlos, a las que va a lograr convertir en un
predio modelo, forestado, regado y sembrado como para admirar a los viajeros
que por allí pasaban.
Mientras se empeñaba
intensamente en tales cuestiones, como Decano procuró - entre otras cosas y con
dispar éxito- volver a dotar de biblioteca a la Facultad, impedir que se
remitiera a la Exposición de París una valiosa colección de minerales modificar los planes de estudio y el
presupuesto, lograr de las autoridades nacionales una mejor dotación de
recursos, sancionar con severidad a los académicos absentistas y adquirir equipamiento
técnico para la preparación de los futuros ingenieros.
Respecto de la Biblioteca
de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas, ésta había tenido hasta
1878 partidas presupuestarias propias,
pero más tarde la biblioteca de la Universidad la absorbió. A poco de comenzar su
gestión, Casaffousth se dirigió al Rector Ramón Figueroa para expresarle sus
intenciones de: dar principio a la formación de la (biblioteca) de este
Instituto, que se hace día a día más necesaria, ya para los alumnos que
podrían ocurrir a ella para consultas como para los profesores mismos, y existiendo en la Biblioteca de esta Universidad varios textos
que pertenecen a esta Facultad (...) pido a U.S. quiera ordenar se haga entrega
de las indicadas obras.11. No le será fácil: el Rector accede a que la
Facultad retire sus libros, pero a cambio exige efectuar un pago “al Sr.
Estrada, de Buenos Aires”, de $ 276,73 por compra de textos. Casaffousth lo
resiste, alegando que: esta Facultad jamás ha recibido beneficio de esas
obras, pues nunca se le dio cuenta de su existencia y recién ha tenido
conocimiento de ellas por la nota de U.S.”.12
El tire y afloje se prolonga por varios meses, hasta que se accede a
pagar la cuenta y comienzan a recibir algunas de las obras. En junio de 1889,
próxima ya su renuncia al Decanato, el gobierno nacional designará un
bibliotecario; buena nueva que recibió
su sucesor, Eleazar Garzón.
Otra batalla librada (y
perdida) comenzó el 8 de junio de 1888, cuando en sesión de la Facultad,
Casaffousth planteó que se estaban encajonando las valiosas colecciones de
minerales para ser enviadas a la exposición de París, que era desastroso enviar
a una exposición esas colecciones, las que temía corrieran el mismo fin
que las que se han enviado otras veces a algunas exposiciones europeas.
Como responsable por la preservación de ese patrimonio ordenó suspender el
encajonamiento, apoyado por otros académicos, que se dirigirán al Ministerio de
Educación y al Consejo Superior,
considerando que este tipo de colecciones no puede sacarse del país sin
desnaturalizar el fin de su institución. Añaden: Que el Museo
Mineralógico de Córdoba, por la riqueza y variedad de sus colecciones, rareza
de algunos de sus metales, etc., era el mejor de América del Sur y uno
de los mejores del mundo (...) frecuentemente visitado por sabios de
diversos países y que sería doloroso poner en positivo peligro su
integridad. Y opinan: que no solo no debía permitirse el envío de las
colecciones del Museo a la Exposición Mundial, sino que ni aún debía
autorizarse la extracción de la más insignificante de sus muestras para éste u
otro objeto., ya que por mucho cuidado que se tuviera en el transporte,
vigilancia, etc., sufrían deterioro y pérdidas, como ocurrió con la hermosa
colección de maderas del Museo Botánico que, contrariando la oposición del
Consejo se llevó por orden superior a la Exposición de Filadelfia y a la
que después de 20 meses de reclamos habían recuperado sólo en parte y en
malas condiciones.14 La
gestión resultó infructuosa, y en diciembre partieron de Córdoba las
colecciones solicitadas.
Merece también citarse el Informe
Anual que como Decano presentó Casaffousth el 12 de abril de 1889, en cuanto a
adquisición de elementos para un Gabinete de Ingeniería que permitiera a los
alumnos: hacer la práctica de sus teorías.(...) Modelos de locomotoras, de
vagones, de vías férreas y cambios y muchos otros en yeso que creo inútil por
ahora enumerar, servirán para que el alumno conozca a la perfección todas las
maquinarias, cuyas delicadas combinaciones estudian y que llegado el momento de
la práctica encuentran dificultades en sus aplicaciones.
Para la adquisición de esos modelos se han invertido algunos fondos
que poseía esta Facultad debido a una economía llevada con especial cuidado.
También informa allí la confección de reglamentos para los
gabinetes y laboratorios y que junto a los alumnos matriculados existe un
gran número de oyentes, que no pudiendo obtener matrícula por sus condiciones
concurrían a oír los cursos dictados por los señores Profesores. (Aún hoy
rigen en las Facultades disposiciones que permiten la inscripción de jóvenes
que adeuden asignaturas del nivel secundario, dándoles plazo para regularizar su situación).
En lenguaje inusualmente comedido y formal, Casaffousth también se
refería a un tema urticante: las inasistencias de alumnos y profesores: La
asistencia de los alumnos ha sido (...) satisfactoria y he podido conseguir
esto nombrando un bedel que tomando diariamente la asistencia a clase, influía
notablemente a regularizar tanto la de los estudiantes como la de los
profesores (...)La asistencia de los profesores ha sido regular, dedicando
todos los señores catedráticos especial atención a sus obligaciones y
cumpliendo con los programas y horarios(...) si bien algunos de ellos se han
ausentado por un tiempo más o menos largo, con permiso de la facultad, han sido
reemplazados por los sustitutos.15
El ausentismo docente era uno de
los problemas más serios de la Facultad,
al que se hace referencia año tras año en la documentación. Desde el
primer momento, Casaffousth mantuvo una postura enérgica contra el abuso que
ciertos colegas hacían de las
inasistencias y en pro del pago de las horas a sus reemplazantes (ya que se
estilaba abonarles la mitad del sueldo, a expensas de la remuneración del
titular.)
Ya como Decano, no anduvo con
rodeos: en setiembre y noviembre de 1888, se produjo la exoneración como
académicos de los profesores Santos Núñez y Brackebusch, por no concurrir a las
sesiones de la Facultad16.
También dispuso en abril de 1889 y apoyándose en el artículo 47 del Estatuto
Universitario una cesantía similar en la persona de Arturo Seelstrang, por
haber faltado a más de cinco citaciones consecutivas 17. Este último hecho constituye una etapa
más de una puja entre ambos, que se mantuvo –explícita o callada- a lo largo de
todo el período estudiado.
(Después de la renuncia de Casaffousth al Decanato, el tema del
ausentismo seguirá vigente, siendo Bachmann, Seelstrang y Brackembusch los más
frecuentemente observados por este motivo.)
Como ya indicamos, durante su
gestión también se llevó a cabo una modificación de Plan de Estudios cuyo
análisis excede los límites de esta investigación y que debería ser materia de
una indagación más profunda, en la que se trabaje interdisciplinariamente con
docentes de Ingeniería.
Aquí, nos limitaremos a resumir
palabras de Casaffousth al respecto: son
fines de la Facultad la formación de ingenieros civiles, arquitectos,
agrimensores y catedráticos para la enseñanza universitaria superior,
profesores de Ciencias Físico-Matemáticas para los Colegios Nacionales y
aportar a la formación de estudiantes de Medicina y Farmacia. Respecto de la
carrera de Ingeniero Civil, afirma que: está a la altura de las Escuelas más
adelantadas en Europa, como ser la Escuela Central de Artes y Manufacturas de
París, cuyo plan general predomina en el nuestro. De acuerdo con él, los
dos primeros años serán preparatorios a las Ciencias Físico-Matemáticas que se
desarrollarán en los 3 años subsiguientes Este orden es indispensable y así
lo ha sancionado la experiencia en Europa.(...) allí la enseñanza comporta tres
períodos. Primero, el de Bachiller; segundo, el de la preparación especial a
las Ciencias Físico Matemáticas; tercero, el de las Escuelas Especiales.
El primer período es satisfecho aquí por los Colegios Nacionales; el
segundo ha de satisfacerse en la Facultad misma, por no haber en los Colegios
Nacionales, como sucede en los Liceos Europeos, estudios especiales para las
Ciencias Físico Matemáticas El tercer período se satisfará también en la
Facultad de Ciencias Físico Matemáticas.
Considero que la preparación especial en la Facultad es seguramente
ventajosa porque puede hacérsela responder de un modo más eficaz a la enseñanza
superior, por estar ambas contiguas y bajo una Dirección Inmediata.
En el plan de estudios (…) sólo habría que agregar
(...) una cátedra de Derecho, donde se enseñara: Agrimensura Legal, Química
Legal y Legislación Industrial (...)
Los catedráticos para la
enseñanza universitaria superior y los profesores para los Colegios Nacionales
deberán contraerse a una de las especialidades siguientes: Matemática - Física-
Química- Mineralogía y Geología - Botánica – Zoología.
Según la especialidad, habrán de seguir las asignaturas correspondientes
del plan de estudios, de la carrera de ingeniería, con más los ejercicios
prácticos que deberán satisfacer para perfeccionarse en la especialidad
adoptada.18
En estrecha relación con la modificación del Plan de Estudios está el
tema de los recursos. En poder de descendientes de Carlos Casaffousth se encuentran copias de dos cartas remitidas a
importantes funcionarios, en un esfuerzo para no quedar “fuera” del
Presupuesto, y poder implementar las reformas proyectadas..
A Filemón Posse, Ministro
de Instrucción Pública, se dirige el 8 de junio de 1888, refiriéndose a la
escasez de recursos y a cómo él paga de su propio peculio un bedel para
controlar la asistencia de alumnos y profesores; tan olvidada ha sido desde la
administración del Presidente Sarmiento, quien comenzó la construcción del
edificio de la Academia de Ciencias, pero que ha quedado sin concluirse y sin
saldarse las cuentas de sus constructores.
“Y ya que se presenta
una oportunidad para que la verdad se diga, quiera Ud. oírla. Una de dos, o se
da a la Facultad (...) los elementos necesarios para llenar los altos fines a
que está especialmente llamada por hallarse en un centro no comercial sino
industrial, o se suprime la Facultad, concretándose los recursos del Gobierno a
la Universidad de Buenos Aires, que francamente monopoliza la enseñanza
superior y donde los alicientes febriles del lucro serán siempre en este país
nuevo un impedimento para que profesores y alumnos se concreten a sus deberes.
Ruego a Ud. disimular la
franqueza de mi lenguaje; emana de mis convicciones y del deseo natural de ver
en mi país que tantos recursos posee, una verdadera escuela de Ingeniería que
tanta falta hace para nuestro progreso. La posee otra nación que conozco
gastando menos para conseguir este objeto y a la que tenemos que mendigar
ingenieros que debieran producir nuestra enseñanza superior”.
El mismo día escribe a Javier
Figueroa, Presidente de la Comisión de Presupuesto: La Facultad de Ciencias
que presido no puede continuar con las deficiencias de personal en que se
encuentra, y si ahora los hombres de Córdoba a quienes pertenece especialmente
la situación de la República, no interviene para que se coloque esta Facultad
de Ingeniería en condiciones tales que responda las aspiraciones del gobierno,
conviene suprimirla pues, cosa inaudita, esta Facultad de Ingeniería no tiene
siquiera un catedrático de construcciones
El proyecto de
presupuesto que acompaño permitirá que la enseñanza de esta Facultad se levante
al nivel de las Escuelas más adelantadas de Europa, y aún no es igual en cuanto
a su importe al de la Universidad de Buenos Aires, para la que parecen estar
destinados exclusivamente los favores del presupuesto.
(...) no hay duda alguna
que Córdoba se presta especialmente para el éxito de la enseñanza, mientras que
en Buenos Aires, donde predominan los alicientes del lucro, jamás podrán
satisfacer igualmente sus deberes ni profesores ni alumnos, y esta es la razón
porque a pesar de todos los elementos con que a profusión se ha favorecido la
Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de Buenos Aires, no tenemos ingenieros
formados en el país, y prueba de ello es que todas las Empresas de Construcción
no toman para sus trabajos ingenieros de la muy bien dotada Facultad de Buenos
Aires, sino que van a buscarlos a Europa, a pesar de que cuestan mucho(...).
(Como se ve, aunque nacido
en Buenos Aires el hombre asumía un acendrado tono cordobés en sus reclamos
contra los privilegios porteños.)
El consiguiente proyecto de
nuevo Presupuesto, había sido remitido al Rector Figueroa el 21 de marzo de ese
mismo año. Allí se indicaba que: Los aumentos propuestos para el personal
son los que exige el plan de estudios ya aprobado y se podía apreciar que
el presupuesto anterior había sido de $3.092 mensuales, y el nuevo que se
proponía, de $6.314. Los catedráticos cobrarían por mes m/n 207 (igual que
antes), un bedel $90, un ordenanza $30, y se destinaban $50 para publicaciones.19
A propósito, consigna
Tognetti: Después de 1887, el deterioro financiero que sufrieron los museos
se debió tanto a la política fiscal seguida por el gobierno nacional, como a la
reorientación dada a los recursos presupuestados por la Facultad de Ciencias
Físico – Matemáticas.
Por un lado, la expansión
monetaria que caracterizó al gobierno de Juárez Celman desde 1886 en adelante,
deterioró el poder adquisitivo del dinero. Por otro, la parte del presupuesto
de la Facultad destinada a los museos, disminuyó año tras año. Mientras en 1877
esa cifra alcanzaba el 47 % del total, en 1889 había descendido a 13 %
aproximadamente. Esta tendencia resultó de la reorganización académica de la
Facultad que, a partir de ese momento, otorgaba mayor preponderancia a la
Escuela de Ingeniería frente a los institutos abocados a las Ciencias Naturales
(...) por lo menos hasta 1887, hubo una preocupación por preservar los ingresos
de los científicos contratados en Europa, ya que el grueso de los montos
destinados al pago del personal correspondía a los salarios de los directores. Aunque resulte redundante, remarquemos que este punto de
inflexión se dio precisamente durante el Decanato del ingeniero Casaffousth.
Resalta Tognetti asimismo, la autonomía que tuvo la Academia respecto de la
Facultad de Ciencias. Esta circunstancia permitió que el cultivo de las
ciencias naturales perdurara más allá de las orientaciones curriculares de
dicha Facultad20.
Podríamos agregar que la Academia
de Ciencias permitió a los hombres que la integraban conservar un espacio de
poder y constituir un frente común en los conflictos que surgieron ante los
cambios impulsados por el vehemente Casaffousth.
Su febril actividad no impidió –antes bien, potenció- enfrentamientos
que culminarán con su renuncia al Decanato, el 4 de junio de 1889. Diferencias
de criterio sobre la conformación de unas ternas fue el motivo desencadenante
pero no único, su renuncia. Las Obras de Riego estaban prácticamente
terminadas, pero constantemente Casaffousth debía mediar en entredichos con la
compañía ferroviaria, la empresa constructora, los regantes, o los propietarios
que querían trazar por su cuenta canales. El clima social se enrarecía con
temores, críticas y quejas por los supuestos perjuicios que las obras causaban
a intereses generales o particulares. En el más alto nivel gubernamental se
estaba tratando el “Proyecto Huergo”, que integraba al Dique, e implicaría la
construcción de un canal navegable hasta el río Paraná. Y en lo particular,
Carlos estaba planeando construir una línea de tranway de
Los días que se avecinaban
serían difíciles. Entre los meses de agosto y diciembre de 1889 morirían dos de sus hijos, una niña de
un año y un varón de dos que llevaba su mismo nombre; poco después la difteria
también se llevaba a Julián Lazo, de dos años, hijo de Anselmo, su cuñado y
colaborador en las Obras.
En tanto, la crisis económica avanzaba y el juarismo se desmoronaba. La ilusoria seguridad dejaba paso a la incertidumbre..
Al examinar la
documentación se va delineando un ser humano vehemente, provocador y polémico.
Allí donde él aparece –carta, acta de sesiones, artículo periodístico o memoria
oral- sus gestos y palabras suelen estallar discordantes, rompiendo con lo
convencional y previsible. Desastroso, bodrio, subversión, ¡qué clavo!,
perfidia, monstruosidad, semejante pastelero, a la marchanta, propósito
diabólico, son términos que surgen
de sus escritos, encajando a la perfección con la imagen que de él nos pinta
Cárcano: mal hablado, nervioso, efluente, cálido.21 No es extraño entonces que lo
encontremos en medio de polémicas y conflictos.
Su
estilo enfático y frontal sacudió la atmósfera severa y parca de Facultad y
Academia. Allí -si bien se agitaban las pasiones y la competencia como en
cualquier ámbito humano- todo se expresaba a través de códigos más formales y
circunspectos.
Uno
de los conflictos tuvo lugar en diciembre de 1884, recientemente incorporado al
cuerpo docente. Tras presentar algunas propuestas que fueron objeto de rechazo
o dilaciones sin término, rompió la regla no escrita de los claustros y ventiló
en la prensa asuntos que todos conocían pero procuraban no trascendieran
puertas afuera.
Los
pormenores de esta polémica nos dicen mucho, tanto sobre el personaje como sobre la Universidad de entonces.
La cuestión de la denuncia periodística
El 4 de diciembre de
1884 apareció en el diario “El Interior” (dirigido por Cárcano y del Viso) una
nota titulada “La Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas”, cuyo contenido no
era de los que pasan desapercibidos: Plantada en Córdoba en ese tiempo en
que se apedreaba por la calle a quienes no inclinaban la frente ante la
preocupación retrógrada, era la ciencia que salía a la arena para luchar cuerpo
a cuerpo contra su enemigo eterno y asesino de sus maestros, el fanatismo
ignorante que oprimía nuestra sociedad con esas
mismas manos inquisitoriales teñidas en sangre, pero siempre levantadas
al cielo en demanda de indulgencia.
(...) Se pregona como
constituida por eminencia científicas pero cuya autoridad es harto discutible (y al amparo de sus estatutos) (...) se ha distribuido
como en familia, sobre tablas, a la marchanta y como cosas de poca monta, no
sólo títulos “honoris causa” sino también títulos profesionales, como
actualmente se está haciendo. Cualquier catedrático de la Facultad, de
cualquier asignatura puede obtener el grado de Doctor en Ciencias Físico-
Matemáticas sin rendir examen alguno, debiendo únicamente presentar una tesis o
trabajo que asegure ser hecho por el candidato.
El artículo 9º da el
derecho a los doctores en Ciencias Físico-Matemáticas a cualquiera de los
títulos profesionales que expide la Facultad, presentando el proyecto o trabajo
correspondiente. Es decir que una vez bautizado con el Doctorado, nuestro
Catedrático tiene derecho a ser Agrimensor, Arquitecto o Ingeniero sin rendir
examen alguno, sin conocer una palabra de Mecánica, Cálculo ni Construcciones y
por el mero hecho de disertar en su casa
y por el término de dos meses sobre un tema que le designen los colegas
En otro orden, señala: En
el transcurso de este año escolar los cursos atendidos por catedráticos
titulares sólo han sido 4, siendo 9 el número de ellos. Los demás viajaban,
paseaban o se curaban haciéndose reemplazar por suplentes a medio sueldo.
El curso de
Trigonometría ha sido hecho por un alumno a título de suplente
Es indispensable que el
Consejo Superior de la Universidad ponga un término a tales abusos, imponiendo
una severa disciplina y reformando los estatutos.
Sabemos que está en
estudio de Comisión un proyecto de reforma del plan de estudios propuesto por
el ing. Casaffousth, Catedrático de Mecánica(...) la reforma propuesta es
radical, y que ese plan se halla a la altura de las instituciones más
adelantadas de este género, por lo que no dudamos será aprobado(...)
Si a esto el Consejo
Superior agrega las medidas que requiere una buena disciplina, nuestra Facultad
será lo que hace tiempo debió ser
La
primera e inmediata consecuencia de la publicación, fue que el doctor Arturo
Seelstrang (al cual nos enteramos, en consecuencia, se aludía) retirara al día
siguiente la solicitud que había presentado el 23 de octubre anterior para
obtener el diploma de ingeniero civil. Lo hace el 5 de diciembre de 1884 en una
nota cuyo tono neutro contrasta con el de quien la provocara: El
infrascripto pide el permiso de la Honorable Facultad para poder retirar la
solicitud que presentó hace algún tiempo acerca del diploma de Ingeniero Civil.
Es justicia. Arturo Seelstrang – Catedrático22
En un ritmo de acontecimientos
vertiginoso para la sosegada vida universitaria, al día siguiente los
académicos de la Facultad tratan la nota de Seelstrang.. Éste la atribuye a un
ataque inconsiderado de “El Interior” a la Facultad y a sus Estatutos,
y agrega Que él no quería aparentar haber adquirido el diploma (...) por
medios ilícitos, aunque podía acreditar con certificados haber ejercido la
profesión durante 20 años y dirigido obras de consideración
A continuación se retiró del salón para que se pudiera tratar su caso,
ocupando la presidencia el doctor. Oscar Döering. Tomó entonces Casaffousth la
palabra, expresando que los títulos los consiguen los alumnos mismos
demostrando en la pizarra su competencia y es allí donde debían buscarlos
todos. Que consideraba al Dr. Seelstrang suficientemente idóneo y bastante
capaz para someterse a un examen general como los demás, y que por estas
razones aplaudía su proceder” y votaría a favor de la aceptación del retiro
de su solicitud. Aunque Döering tiene una postura diferente, finalmente por
mayoría absoluta se acepta que la retire.
Retorna entonces el decano Seelstrang al salón y, ante la persistencia
de Casaffousth, que insiste en sus propuestas de reformar el Plan de Estudios,
mantiene su posición de postergar su tratamiento, alegando que ya no hay tiempo
en ese año. 23
Ese mismo día, en una carta
al diario “El Interior”, Seelstrang procura explicar sus ausencias, así como
las de los otros profesores aludidos en el artículo, en tanto acusa a su vez a
Casaffousth de ausentarse de sus clases. Agrega: Siendo un profesor de la Facultad, como lo afirma la Dirección de ese
diario, el autor del artículo no debió refutar por la prensa los defectos que
puedan tener los estatutos y plan de estudios (...) El seno de la Facultad es
el debido lugar donde pueden ser provechosas estas discusiones y donde hasta
hoy (...) todos los profesores han encontrado el mejor deseo y la más decidida
cooperación y compañerismo entre los demás colegas”.
De modo mediático continúa
el tema tres días después, pues “El Interior”, en primera plana, expone todo
tipo de testimonios, cual un público tribunal en el que se ventilara un juicio
con testigos. Allí se le pregunta al doctor Seelstrang si puede ignorar –a pesar de sus largas ausencias ocasionadas
por sus misiones, tan fecundas!- que la Facultad de Córdoba no ha dado aún (...) lo que debe esperar de ella el
país que la costea. Algo tan
sencillo de entender, agrega irónicamente el periodista (aparentemente el
mismo Casaffousth) como un curso de topografía.
Nos hemos
sublevado contra la facilidad con que se daban ciertos títulos y contra la
impertinencia de ciertos pedidos de diplomas profesionales y casi
inmediatamente hemos tenido la satisfacción de ver un candidato al diploma de
Ingeniero Nacional dar el aplaudido ejemplo de una hermosa retirada.”
Pide finalmente “que
la enseñanza de la Facultad de Ciencias
Físico-Matemáticas sea tan respetable, tan seria y tan completa como lo exigen
los sacrificios que impone al país, y para esto consideramos que es tiempo de
concluir con abusos que permiten a 5 catedráticos sobre 9 el hallarse ausentes
de sus cátedras y de entregar la enseñanza superior a suplentes que algunas
veces tienen la competencia requerida, pero que demasiado a menudo carecen de
prestigio. Pedimos que tanto los profesores como los alumnos demuestren en la
pizarra poseer una preparación verdaderamente seria.
Se publica aparte una carta firmada por Casaffousth,
imputando a Seelstrang de haber rebajado al carácter de personal lo que había
comenzado como una cuestión de principios. Aclara que sólo tiene una
inasistencia, por enfermedad, y refuta todas las acusaciones del Decano
apoyándose en testimonios escritos del Rector de la Universidad, Natanael
Morcillo y de Pablo Cottenot, “catedrático en Matemáticas Superiores”.
Considera que lo ocurrido demuestra “cuáles
son los motivos que tiene el que suscribe para dejar su carácter de catedrático
y descender a la arena de la prensa para hacer oír su palabra”
Morcillo avala sus dichos, lo mismo que el Secretario,
señor J. Díaz Rodríguez. Y el profesor Cottenot es instado públicamente para
que diga: si ha oído alguna vez que se le
haya censurado por cualquier motivo..., si es cierto que desde el mes de junio
hemos pedido la reforma del plan de estudios de la Facultad y si le consta que durante este año he desempeñado la
cátedra de Construcción que me corresponde(…). Habiendo sido Ud. seguramente el
catedrático que con más asiduidad ha desempeñado sus cátedras, mejor que nadie
está al cabo de cuanto ha ocurrido en la Facultad.
Cottenot responde avalándolo, aunque a regañadientes, con
un estilo formal y sobrio, muy diferente al de su enfático interlocutor: En honor a la verdad y aunque me cueste
entrar en tales contiendas, puedo y debo afirmar que jamás en el seno de la
Facultad, a la cual ha asistido con toda regularidad, jamás se ha votado
censura alguna a su respecto, diré más y es que hubiera extrañado que se
hiciese mención de ello. En cuanto a su asistencia a los cursos que le
corresponden, sus cuadernos, sus alumnos y sobre todo las planillas de
presencia que firma el Decano de la Facultad, lo atestiguan mejor de lo que
podría hacerlo yo.
Nuestro plan de
reforma de los estatutos data desde el mes de junio y no he perdido aún la
esperanza de que con la ayuda de nuestros colegas que querrán ayudarnos, lo
hagamos prevalecer con éxito, corrigiendo así las imperfecciones del que está
en vigencia
Tras exponer estos testimonios, Casaffousth cierra,
satisfecho: Creo que con esto basta y
sobra por toda respuesta. Pero se equivocaba.
El 11 de diciembre de 1884, se reúne el cuerpo académico de la
Facultad; leen el primer artículo, calificado por Seelstrang como “un atentado al orden y la disciplina”, pues
los cargos “debían haberse hecho en el
seno de la Facultad” para que ésta los levantase o corrigiera. Cottenot, a
su vez, afirma que el Decano no debería :haber publicado su contestación al
mismo sin reunir antes a la Facultad, que ésta no lo había autorizado y que los
conceptos vertidos por él no eran verdaderos. A ello responde Seelstrang que: Aún cuando todas las palabras (...) que esa
contestación contenía fueran falsas (...) ello no aminoraría la falta cometida
por el articulista (...) formaría una segunda cuestión que podría tratarse
después
Casaffousth, por su parte, insiste en su postura acerca de que el
Decano debía velar si los catedráticos
cumplían con su deber como tales, y no como particulares a lo que
Seelstrang responde no reconociéndole “doble personalidad” y recordándole que
el artículo 9º del Estatuto Provisorio le da derecho a mantener el orden y la
disciplina
En un episodio que linda con lo pueril, Seelstrang comienza a
preguntar uno por uno a los catedráticos presentes “quién era el autor del
artículo citado”. Cuando llega el turno a Casaffousth, éste pide que conste en
actas su respuesta: “como catedrático no,
como particular, sí”. Luego agrega –tenaz como pocos- que habían sido citados para tratar el proyecto de plan de estudios
y(...) estaban tratando cosas muy distintas
No
quedan testimonios de la deliberación posterior, pero constan las palabras de
Cottenot afirmando que la Facultad acaba
de imponer un serio castigo a Casaffousth, y pidiendo se analice también la
cuestionada nota de Seelstrang al diario, aunque no logra más que la promesa
(incumplida luego) de encargarlo a una comisión.
El texto de la medida, que el mismo
11 de diciembre de 1884 se eleva al Rector Morcillo, indicando que ha sido un
acuerdo dado en sesión, es el siguiente:.
Considerando:
1º Que en los nºs 1342 y 1345 del diario “El Interior” se
ha lanzado ataques violentos contra esta Facultad, cuyo autor, según
declaración de él mismo hecha ante aquella, es el Sr. Don Carlos Adolfo
Casaffousth., catedrático de la misma
2º Que ese Sr. debió hacer presente a la Facultad misma sus
observaciones sobre los defectos tanto de la marcha de la enseñanza como sobre
el Plan de Estudio y que, en caso de no ser éstas atendidas, el Honorable Consejo Superior de la Universidad
era el único tribunal donde debían gestionarse sus quejas
3º Que de ningún modo debió apelar a la prensa antes de
haber recorrido los trámites legítimos trazados por los estatutos
universitarios ni mucho menos de la manera violenta como lo ha hecho
4º Que, por lo tanto, ha incurrido en una grave falta
contra el orden y la disciplina universitarias
5º Que las facultades tienen el deber de mantener dicho
orden y disciplina
Esta Facultad en uso de los derechos que le confiere el
art. 24 inc 9 del Estatuto Provisorio vigente, resuelve:
Suspéndase al Prof. D. Carlos Adolfo Casaffousth por el
término de un mes.24
Ante este escueto texto,
el sancionado presenta al Honorable
Consejo Superior de la Universidad de Córdoba una desbordante apelación: (…) llamado por distinción del Gobierno a
desempeñar la Cátedra de Mecánica y Construcciones(...) a pesar de las
aseveraciones del señor Decano, mal impuesto sin duda durante su prolongada
ausencia, he desempeñado con exactitud, y hasta puedo decir con celo, los deberes
de mi cargo. Los testimonios de mis alumnos, del señor Secretario General de la
Universidad, de la Facultad misma, de mi honorable y laborioso cólega (sic) el Sr. Cottenot, el de V. Mismo, Sr Rector,
me justificarían si fuera necesario...
Al entrar en la Facultad(...) tenía la más alta idea de
esta institución, de su rol y de los deberes que me incumbían, así como a mis
colegas (...)formar profesores e ingenieros es cuestión capital(…) Poco tardé,
por desgracia, en observar vicios sensibles en la redacción del plan de
estudios y abusos peligrosos que deploraban como yo aquellos de mis colegas que
se tomaban a sí mismos en serio. Los titulares de 5 cátedras sobre 9 se
hallaban ausentes, y los alumnos descorazonados por la inexactitud de la
enseñanza, por su insuficiencia, daban libre curso a su indolencia o a su
descontento.
Después de haber deliberado con algunos de mis colegas,
creí deber preparar un proyecto de reforma del plan de estudios como
antecedente de una reforma disciplinaria más completa. Esperaba una buena acogida (y rápida) pero tropezó con
largos expedientes que disimulaban mal la
intención de hacerlo fracasar, y se pregunta si la medida que ayer ha
recaído sobre él no va dirigida contra ese proyecto.
En tanto(...) los exámenes han venido a probarme
cuán escasa era la preparación (...) de los alumnos. Haciéndose eco de
quejas de padres y buenos alumnos, había creído su deber llamar la atención de los poderes públicos, por medio de la prensa para
una situación a la que no veía otro remedio.
Este es el crimen que se me imputa. La Facultad,
establecimiento de utilidad pública, sostenido con los dineros del Estado,
acaso no emana del público? ¿Es acaso un santuario donde la prensa no puede ni
debe llevar sus investigaciones so pena de ser acusada de sacrílega? ¿El
diarismo no es acaso el órgano autorizado para las reclamaciones legítimas de
los ciudadanos perjudicados?
No cree haberse apartado de
la moderación ni faltado la consideración a colegas. No ha hecho nombres. ¿Acaso he nombrado de un modo cualquiera a
los profesores que hacían de sus cátedras una canonjía lucrativa y que
aprovechaban de la complacencia hiperbólica de sus colegas para prolongar
irregularmente una ausencia ya larga?¿He indicado acaso las tesis cuyo examen
hubiera perjudicado indudablemente el prestigio de la Facultad? Tengo
conciencia, señor Rector, de haber permanecido en el terreno de los principios,
de haber condenado sólo hechos o prácticas cuyo sacrificio exige el interés
público
Por el interés público hemos pedido que se ponga un término a
ausencias tan escandalosas como onerosas para el tesoro; es en el interés
público que hemos pedido que profesores y candidatos se sometan a pruebas más
serias de su saber y es en el interés público que hemos pedido la reforma de un
programa sembrado de contrasentidos grotescos
Pide justicia. A las proscripciones de una rutina plagada
de ignorancia, de los sostenedores de los sectarios, cuya firma se ha asentado
al pie de peticiones clericales, de las complacencias cómplices de prácticas
que roen igualmente la enseñanza y el tesoro público, el H.C.S. opondrá el
veredicto esclarecido de la independencia. Por su parte, él cuenta con el dictamen de mi conciencia, segura
del testimonio de mis alumnos y del juicio del público esclarecido25
La crisis continúa; Seelstrang
decide no convocar a Casaffousth a la sesión del día 12 por considerarlo
suspendido, criterio no compartido por todos los catedráticos. Finalmente se
resuelve que aún cuando la Facultad podía siempre sesionar con tal de tener
quórum, dadas las circunstancias dolorosas por las que había travesado, creía
justo y conveniente no lo hiciera hoy 26
Enseguida, el tema llegó al
Consejo Superior de la Universidad. Se trató el tema sobre tablas y “con
verdadera prolijidad”, concluyendo que en los artículos periodísticos
cuestionados sólo se hacían algunas críticas al Plan de Estudios de la
Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas, que no podían ser vedados a un
catedrático, que a la vez podía ser periodista, ni a nadie (...).la suspensión
de un profesor era una pena tan grave que solo debía imponerse en muy
determinados casos, como en los de mala conducta, por ejemplo, escándalo en las
aulas, etc.
Finalmente, tras escuchar a ambas
partes, el H.C.S. decide, por unanimidad, revocar el acuerdo que determinó su
suspensión.27
Consignemos, por último, que en
la próxima sesión de la Facultad que se realizó el 15 de ese mes, Casaffousth
volvió a insistir con su propuesta de reforma al plan de estudios... y
Seelstrang volvió a postergarla. Como para demostrarnos, además, que los reclamos del Ingeniero tenían razón de
ser, el mismo Seelstrang plantea el tema de la prolongada ausencia de
algunos de los Sres. catedráticos, circunstancia que había caído ya bajo la
crítica de la prensa local y exigía alguna medida (Bachmann llevaba un año
de licencia por un congreso de Mineralogía; Adolfo Döering también llevaba
mucho tiempo ausente). Casaffousth propuso entonces emplazar a los Sres.
catedráticos ausentes para presentarse el 1º de marzo lo que fue aceptado.28
A pesar del clima aparentemente respetuoso y calmo que se percibe en
la reunión, el 23 de diciembre Seelstrang presenta su renuncia al Decanato en
vista del acuerdo del H. Consejo Superior (...) al que no puedo amoldar mi
manera de pensar ni de obrar. Esta renuncia será retenida por Döering y al
año siguiente (1885) se le pedirá a Seelstrang que continúe en su cargo, lo que
acepta. Casaffousth, en tanto, fue designado delegado por la Facultad al
Consejo Superior. La conmoción había cesado, y las fuerzas internas se habían
reacomodado.29
Cuatro años después, una nueva crisis tendría por principales
protagonistas a los mismos personajes. Los nombres de Döering, Seelstrang y
Casaffousth se cruzarán nuevamente en lo que podríamos llamar “la cuestión de
las ternas”, con la que culminaría el período del Decanato del Ingeniero.
El 20 de marzo de 1889, el Rector de la Universidad pidió a la
Facultad de Ciencias que le elevara las
ternas para la provisión de las nuevas cátedras que la Ley de Presupuesto
vigente ha creado. Para presentar los candidatos se designó una comisión
que, entre otros, integraba Adolfo Döering y
presidía Casaffousth. 30
En una verdadera maratón de reuniones, el 23 de marzo el acta consigna
que se ha acordado unánimemente que el orden de los nombres en esas
ternas ninguna importancia podía tener ya que el gobierno elegirá a
quien crea conveniente, curiosa afirmación que parece llevar el sello de
Casaffousth. El 29, éste y Adolfo Döering manifiestan opiniones contrapuestas:
el primero plantea que hay que formar las ternas, el segundo propone en cambio
que se nombren profesores interinos, para que después, conforme se
encontrasen buenos profesores, se fuesen haciendo las ternas respectivas.
Aunque no se lo explicita, entre líneas se lee la prevención o desconfianza
hacia quienes se presumía las integrarían.
El 2 de abril Casaffousth remite las ternas al Rector, y se intuyen
los problemas detrás de sus formales palabras sobre la dificultad (...) de
encontrar personas que reúnan las condiciones exigidas para desempeñar las
delicadas funciones del profesorado. Una semana después, Oscar Döering
objeta la formación de las ternas. 31
El 12 de abril el tema llega al Consejo Superior y cuando se propone
pasarlo a comisión, es manifiesto el
malestar existente. El decano Casaffousth pide se lo trate sobre tablas: Que los profesores actuales están muy
recargados con el servicio de 3 o 4 cátedras. Que desde hacía 4 años se
solicitaba la división de las mismas, y que ahora que el Congreso las había
acordado, se pretendía retardar su provisión. Que, por falta de personas
competentes había costado formular esas ternas, que no permitiría se hiciera
una excepción con su Facultad, pasándola a comisión, toda vez que se estilaba
darles un voto de confianza y aprobación sobre tablas. 33
Podemos detectar nuevamente la existencia de dos posturas: una (la de
Döering), que intenta dilatar la formación de las ternas hasta contar con
elementos más idóneos para cubrirlas; y otra (la de Casaffousth) que quiere
cubrirlas con los profesores que haya, sin más dilaciones que puedan hacer
peligrar la división de cátedras que habían logrado. (Recordemos su viejo empeño
por cambiar el plan de estudios)
Nos enteramos, por fin, de los cuestionamientos fundamentales que se
le hacen al Decano: los títulos académicos de los postulantes (de los que se
parece dudar, aunque nadie lo diga) y el orden en que armó las ternas, el cual
dice Döering otro era (...) según lo resuelto en la Facultad, lo que
también parecería implicar una acusación..
Casaffousth, en el estilo que ya le conocemos, replica que el orden
de las ternas en nada podía influir en la más o menos acertada elección, toda
vez que S.E. era muy dueño de elegir al que le pareciese, y que sobre todo, el
ya conocido era el orden fijado por la Facultad, que podía consultarse el acta
respectiva. Tras un intenso y suspicaz diálogo –casi un interrogatorio a Casaffousth-
las ternas se aprueban, quedando algunas condicionadas a que los Sres. que
resultasen electos catedráticos, antes de entrar a desempeñar sus funciones,
revalidasen sus títulos en la Facultad respectiva.34 Pero en la Facultad las aguas no se calmarían
tan fácilmente...
El 17 de abril, los claustros se conmocionan. El Vicedecano Oscar
Döering remite a Casaffousth una nota según la cual: a pedido de un gran
número de académicos, esta Facultad celebrará sesión extraordinaria el día de
hoy a las 5 p.m., a la cual le invito. El orden del día incluye solamente
una nota de Adolfo Döering pidiendo el enjuiciamiento del Decano Titular por
el asunto de las ternas para profesores
Casaffousth responde reprochando el procedimiento irregular, ya que es
el Decano quien debe citar a sesión: Si algunos Sres. Académicos desean
reunirse en sesión extraordinaria para tratar, no sólo cualquier asunto de
interés para la Facultad, sino hasta para enjuiciarme, puede estar seguro el
Sr. Vice Decano que no trepidaré un instante en citarla, y no creo que pueda
presentarse alguno que desmienta esto. Conozco perfectamente las
responsabilidades de mi cargo y me considero como hasta ahora con sobrado
carácter para soportarlas.
Se refiere luego a estos(...) procederes que por la irregularidad
con que se llevan a cabo, revistan el carácter de subversión (siendo) por lo tanto, nulos, y que
sólo podrían producir una atmósfera perjudicial para la Facultad, al
traslucirse ante el público
(...) no puedo menos que recomendar al Sr. Vice Decano la mayor
prudencia, seriedad y discreción por el buen nombre de la Universidad a que
pertenece la Facultad que presido y eso tanto más que estamos en vísperas de
levantarla del abatimiento y paralización en que por tantos años ha estado postrada
En resumen, Sr. Vice Decano, la Facultad no puede sesionar sin mi
conocimiento, a objeto de que yo mande citar. Si algunos Sres. Académicos
desean que se reúna (...) pueden solicitarlo de mí (...) inmediatamente
impartiré las órdenes necesarias para que se repartan las citaciones.
A pesar de tan enérgica
respuesta, igual se reunieron los Döering y siete catedráticos más,
entre los que figura el nombre de Seelstrang (dato curioso porque salvo esta
excepción, no aparece en las actas
desde, al menos, marzo de 1888 hasta mayo de 1890, fecha en que vuelve a
figurar). Reunidos en quórum legal, y con el único fin de evitar
cualquiera objeción acerca de la legalidad de nuestro proceder, piden a
Casaffousth cite a reunión extraordinaria a fin de analizar una nota de Adolfo
Döering que adjuntan. En ella,
califica de censurable a la conducta del Decano Titular, Sr.
Ingeniero Carlos A. Casaffousth en los últimos asuntos que son del
dominio de todos y pide en defensa de sus derechos y de su dignidad,
procedan a enjuiciar al mismo (por) haber alterado arbitrariamente las ternas
para las nuevas cátedras de esta Facultad, comprometiéndose a detallar y
sostener su acusación.35
Desconocemos la evolución posterior de este conflicto Sólo tenemos
algunos datos aislados, que suman interrogantes más que respuestas. El 22 de
abril, en un documento de discutible validez, Casaffousth dispuso la cesantía
como Académico de Seelstrang, por haber faltado a más de 5 citaciones
consecutivas36. Éste apeló,
alegando que por disposición del Gobierno Nacional era Segundo Comisario de la
Comisión Argentina de Límites con el Brasil, habiendo partido hacia las
misiones en enero de 1887, para entregarse “de lleno” a tan ardua tarea.
La nota tiene un tono sereno, ceremonioso y algo irónico: Es recién ahora,
después de transcurridos 3 años, que el Sr. Decano nota mi ausencia en más de 5
sesiones. El Ministerio de Relaciones Exteriores avala sus dichos. 37
A partir de allí no encontramos referencias a Seelstrang ni a las ternas. Sólo la renuncia de Casaffousth a su cargo de Decano y a sus cátedras (luego recuperaría algunas), en junio de 1889. No explicita motivos, solamente indica que le resulta de todo punto imposible continuar desempeñando ese cargo. (Junio es precisamente el mes en que se terminan las obras del dique San Roque). Por iniciativa de Ángel Machado, se le extiende una nota de agradecimiento, que será firmada por el nuevo Decano, Eleazar Garzón, por la cual: La H. Facultad de Ciencias Físico – Matemáticas le hace presente su reconocimiento por los importantes servicios prestados a este Instituto durante el tiempo que ha desempeñado el Decanato, con tanta actividad y celo como inteligencia, encaminando esta Escuela de Ingeniería de la manera más patriótica. Al cumplir este encargo para mí altamente honroso, no me resta sino ofrecerle las seguridades de mi mayor aprecio38
La presencia de Casaffousth en el seno de la Universidad de Córdoba,
como catedrático, Decano o delegado al Consejo Superior, no fue una presencia
neutra ni meramente formal: integró comisiones, preparó textos, propuso y
aplicó sanciones a colegas y alumnos, promovió reformas y desató polémicas que
en algunos casos se mantuvieron dentro del ámbito de la institución y en otros
trascendieron afuera..
Cuando existieron conflictos internos, los nombres de Oscar Döering y,
particularmente, de Arturo Seelstrang fueron los que más claramente se alzaron
como el otro término de la confrontación.. Seelstrang era Decano de la Facultad
cuando Casaffousth se incorporó a la misma, en 1884, y también lo era cuando en
1895 nuestro Ingeniero renunció y se alejó de ella para siempre. Seelstrang
será –paradójicamente, a pesar de sus largas ausencias- una figura casi
omnipresente en la Facultad hasta su muerte, ocurrida en enero de
Aunque hemos revisado el ángulo conflictivo de la inserción de
Casaffousth en la comunidad científica que tuvo su sede en la Facultad y
Academia de Ciencias, de la lectura detenida de la documentación no surge la
imagen de un rechazo recíproco, sino de un progresivo respeto y, en algunos
casos, de un decidido apoyo. Ello puede derivar de los avances en el mutuo
conocimiento y consiguiente reconocimiento de capacidades, como también de
cambios producidos en la composición de la Academia -debidos en parte a las reformas introducidas
por el mismo Casaffousth en la Facultad, a partir del cambio de planes de
estudio-. No puede tampoco obviarse el impacto que ha de haber tenido en la
comunidad científica de Córdoba el tema de las Obras de Riego, a través de su
proyecto, realización, cantidad y calidad de profesionales que en ellas
trabajaron (algunos como Lenglet, Cuadros, Decker y el mismo Casaffousth
docentes a su vez en la propia Facultad), así como la cuestión de las cales
hidráulicas promovida por Bialet Massé y aún las voces detractoras de las
obras, como la de Sebastián Tessi, que también se desempeñó en la misma
Facultad.
Respecto de la relación Casaffousth-Universidad, podemos agregar
algunos puntos significativos a los ya mencionados en este trabajo. Su
presencia y participación, muy activas en algunos años (v.g. 1884, 1885, 1887 y
1888) fue declinando notablemente en otros, como 1886, 1889 y 1891, en que los
avatares de las Obras de Riego absorbieron todo su tiempo y atención. De todos
modos, causa admiración su casi sobrehumana capacidad de trabajo.
Después de haber renunciado al Decanato en 1889, siguió mostrando
protagonismo en las sesiones de la Facultad, interviniendo en decisiones sobre
exámenes y equivalencias, integrando diversas comisiones y siendo con
frecuencia miembro informante de las mismas. También aparece después de su
renuncia una referencia a las cuentas de ingresos y egresos que llevó durante
su mandato, las cuales se encontraron claras y en regla, acorde a su modalidad
detallista y organizada.
En 1891, un año en que la polémica del Dique alcanzaba tonos cada vez
más duros, su asistencia y participación en la Facultad fue regular y dinámica.
Integró comisiones de presupuesto y revisoras de cuentas. También, la que
revisaría el plan de estudios. Esto nos revela que había logrado entre sus
colegas un nivel de valoración y respeto que no parece haber sufrido mella por
los calumniosos comentarios (que iban a ir in crescendo) sobre la
supuesta incapacidad o defraudación en la realización del Dique San Roque y las
obras de irrigación conexas.
En setiembre de 1892, en las
instancias previas a su procesamiento y detención, y ante la conmoción causada
por el informe del autotitulado ingeniero Stavelius -que denunciaba graves
fallas en el proyecto, la construcción y el material utilizado en el dique San
Roque- el diario El Porvenir publica la siguiente nota de público apoyo a la
solidez del mismo, firmada por los ingenieros Cuadros, Decker, Sesmero
González, Duvoy y Lenglet:
Los abajo firmados, previamente invitados por la superioridad para
asistir a la visita oficial al Dique San Roque el día 10 del cte., han resuelto
expresar sus impresiones en la siguiente forma: Respecto de los agrietamientos,
en ambos paramentos, opinan que no hay base posible de discusión, puesto que
ellos no existen.(…) Los supuestos
arrastres de cal, no eran otra cosa que las lechadas de las mezclas de los
macizos que por razón natural rebosan y cristalizan al exterior, como sucede en
toda gran masa de mampostería El revoque de la cara interior presentaba un
aspecto natural sin que en su superficie indique o acuse ningún
agrietamiento que pruebe movimiento alguno en la masa de la obra Los
desperfectos en los desarenadores …que en nada afectan actualmente a la
solidez y estabilidad del dique, han obedecido probablemente a la dificultad
del desagüe a causa de los remolinos producidos por la elevación del lecho del
río aguas abajo. Observaban algunas filtraciones que en nada puede
afectar a la solidez del dique. Se pronunciaban en contra de las
reparaciones que Kürzer efectuaba en los desarenadores, y todas las indicadas por Stavelius. El
grave desperfecto que detectaban en la compuerta del sur, resultaba
del poco cuidado con que estas máquinas han sido tratadas39 Durante el período más álgido de
procesamiento y detención de Casaffousth, también se nota un implícito apoyo del
resto de los catedráticos, en las responsabilidades que le confían y en la
aceptación que hacen de sus propuestas en el seno de la Facultad.
A partir de 1894, sus
participaciones son más esporádicas y sus inasistencias cada vez más
frecuentes, usualmente por motivo de enfermedad, acompañando certificados
médicos. Según ellos, serían fuertes ataques reumáticos los que
determinarían la interrupción de sus clases, afección congruente con el ámbito
donde había desarrollado su tarea, entre el agua y la humedad. Poco a poco, se
alejará de sus cátedras, de la Facultad, de la vida cordobesa. Su renuncia era
sólo cuestión de tiempo, y llegó por fin en junio de 1895, cuando cortó
definitivamente su relación con la Universidad de Córdoba y se marchó de esta
ciudad..
El 16 de agosto de 1895, habiendo
sido elegido Belisario Caraffa para reemplazarlo, pronunció en el seno de la
Academia, palabras de reconocimiento y reivindicación hacia Casaffousth:.
(...) vengo a ocupar el puesto del ex profesor y del amigo ausente, Ingeniero
distinguido que a la mitad de la vida ha conquistado una posición saliente ante
las más renombrados ingenieros, y escrito su nombre en la Historia de la
Ingeniería Argentina con las letras colosales de los muros babilónicos y los
gigantescos rasgos de los canales grandiosos que constituyen las Obras de Riego
de Córdoba
El talento, la vasta instrucción y la experiencia del Sr.
Casaffousth son difícilmente
reemplazables, aspirar a ocupar un puesto que él deja es noble anhelo de un
Ingeniero argentino (...)
El Exmo Gobierno, distinguiéndome más de lo que merezco, entregóme la
obra del Sr. Casaffousth para dirigir su explotación y administrarla. Para ello
era preciso en 1er lugar conocerla; no es bastante un examen superficial(...)
que es suficiente para admirar la grandeza de su concepción y la excelente
ejecución de las mismas. Es menester un estudio en detalle de su
comportamiento, de sus deficiencias, de su estado actual, de los cuidados
exigidos para su conservación, del plan y los medios con los cuales puede
obtenerse su desarrollo y los resultados prácticos para que fueron construidas.
Cuando en ese estudio se penetra, la admiración por la obra aumenta,
el respeto y la gratitud hacia los que lo llevaron a cabo y el amor por la
ciencia se imponen y crecen; porque la construcción de estas obras será el
bienestar de muchos millares de hombres y la admiración de las generaciones
venideras40
Respecto del ingeniero que había inspirado tales palabras de
reconocimiento, podemos agregar que, después de marcharse de Córdoba, realizaría aún algunas importantes obras hidráulicas, como
el Canal de la Cuarteada, en Santiago del Estero, donde también perdió dinero y la vida de otro de sus hijos.
En agosto de 1900, una
pleuresía puso fin a su existencia, a los cuarenta y seis años de edad, en una
casa de campo perteneciente a la familia Lazo –la familia de su esposa- cerca
de la localidad entrerriana de Gualeguay.
Su obra sigue en pie. Jamás
cedió, ni aún cuando se pretendió derribarla con dinamita tras la construcción
del nuevo dique San Roque.
En
cuanto a la Universidad, recién en 1956 encontramos testimonio de un homenaje,
por parte de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales a su
primer Profesor de Hidráulica y 4º Decano,
en la época de su organización, cargos en los que descolló con talento y
sabiduría.
Es por resolución
159/56 que: El Decano Interventor de la Facultad de Ciencias Exactas,
Físicas y Naturales
Resuelve:
Art. 1º: Designar a los Profesores
Ingenieros José Benjamín Barros y Filemón Castellanos Posse para que se
trasladen a la ciudad de Gualeguay y rindan homenaje al Ingeniero Carlos Adolfo
Casaffousth, depositando ante la tumba que guarda sus restos una palma de
flores, y llevando la palabra recordatoria de esta facultad que tanto le debe.
Castellanos Posse tiene a
su cargo las palabras en este ... justiciero homenaje que –a pesar de la
tardanza con que se realiza- era reclamado imperativamente por el recuerdo
ejemplar de la modestia de su talento, la resignación de su sacrificio, la fama
de su nombre y la grandeza de su obra.
(…) es también una deuda
de Córdoba, donde la clarividencia de su mente y la vastedad de su saber
levantaron –en aquella misma época- el dique San Roque para represar el lago
más grande del mundo. La Facultad, que Casaffousth iluminara con el brillo
singular de su actuación, cuando recién empezaba a formarse(...)
La envidia, la
maledicencia y la incomprensión le hicieron su víctima; (...) la calumnia
golpeó su rostro (…)Después, el fallo sereno de la Justicia, con el ritual de
práctica, le devolvió lo que él no había perdido, su buen nombre y honor, pero
jamás pudo devolverle la bonanza espiritual, sacudido y maltrecho por el
sacrificio, por el sufrimiento, por la amargura, por la infamia, por el
desengaño y por la ingratitud.
Treinta años de injusta ingratitud han
burilado pacientemente –en el granito mismo de la obra y con la fuerza
ponderable de los hechos- el monumento negado por los hombres, para perpetuar,
de generación en generación, el genio luminoso de Carlos Adolfo Casaffousth.
“Señores: la Facultad de
Ingeniería de Córdoba acaba de llenar un vacío ahondado durante 60 años, y si
el gesto –merecido sobradamente por Casaffousth- glorifica su memoria, honra
también al claustro que la realiza y lo proclama con un hondo sentimiento de
justicia.
Maestro ilustre:
de hoy en más podrá decirse, con orgullo, ante tus cenizas veneradas, que
Córdoba y su Universidad han cumplido con su deber”
A preservar
esa memoria se suma el presente trabajo, aportando testimonios que contribuyan
a completar la semblanza de uno de los hacedores del dique San Roque: un ser
humano golpeado por grandes pérdidas a lo largo de toda su existencia, un
profesional dedicado y reconocido, un catedrático de la Universidad de Córdoba
que pareció llegar a la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas –como el tábano
emblemático- para picarla y mantenerla despierta
Doralice Lusardi e-mail: doralicel@yahoo.com.ar