CASAFFOUSTH, Carlos Adolfo

Sus primeros años. El Ingeniero Civil

La Debacle Económica de 1890 y de Casaffousth

El Proceso al Dique San Roque y la Cárcel para Casaffousth y Bialet Massé

La obra cumbre del Ing. Casaffousth- El Dique San Roque

El Dique y Puente en Santa María de Punilla

El Establecimiento Agrícolo-Industrial San Carlos

Difamación a Carlos A. Casaffousth y el Objetivo de este artículo

Fuentes documentales                                           (Autor: Norberto E. Huber)

 

Carlos A. Casaffousth en la Universidad Nacional de Cordoba, por Doralice Lusardi

BREVE MARCO BIOGRÁFICO

LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA EN SU CAMINO

EL CATEDRÁTICO

EL DECANO

POLÉMICO CASAFFOUSTH

- La cuestión de la denuncia periodística

- La cuestión de las ternas

EL RECONOCIMIENTO DE LOS SUYOS

 

EVENTOS del jueves 12 y viernes 13 de noviembre de 2009 en Cordoba    Tarjeta 

 

Sus primeros años

Carlos A.Casaffousth, hijo de José María Casaffousth, correntino, y de Camila Chauvín, francesa, nació en Buenos Aires el 10 de Abril de 1854 y falleció en Gualeguay, Entre Ríos, el 24 de Agosto de 1900. Fue bautizado en la Iglesia Catedral de Buenos Aires. Su padrino de bautismo fue Domingo Faustino Sarmiento, al cual su padre había conocido en Europa, entre 1846 y 1847, en uno de sus frecuentes viajes de negocios.

Hijo de una familia en buena posición económica, Carlos Adolfo transcurre su infancia y adolescencia junto con sus 5 hermanos, cursando sus estudios básicos en Buenos Aires. Acompañó a su padre en algunos de sus viajes, llegando con uno de ellos hasta Rusia.

Su padre, José María Casaffousth, era un personaje misterioso y aventurero: empresario naviero, comerciante, trotamundos y periodista. José maría Casaffousth se suicida en 1870 "...hastiado de esta vida miserable..", recomendando a sus amigos velar por sus 6 hijos, muy en particular por "...mi Carlos, que hoy se halla estudiando en el Colegio Nacional.."

Su madre, Camila Chauvín de Casaffousth se traslada desde Buenos Aires a Córdoba en 1884, otorgando poder a su hijo Carlos para administrar sus bienes e intereses, radicados en Buenos Aires.

Su esposa, Eduarda Lazo, hija de Julián Lazo y Eugenia Telechea, hereda con su hermano Anselmo la Estancia "San Julián", en Gualeguay, Entre Ríos. En éste paraje, hoy llamado Lazo, termina sus días Carlos Casaffousth. De los 4 hijos del matrimonio, solo María Eugenia tuvo descendencia.

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Ingeniero Civil

Durante sus estudios superiores, realizados en la Escuela Central de Artes y Manufacturas de París, fue discípulo de Alexandre Gustave Eiffel. Luego de recibirse de Ingeniero Civil, regresó a la Argentina, donde revalidó su título en la Universidad de Buenos Aires. Fue designado Administrador General de Telégrafos de la provincia bonaerense y al poco tiempo pasó a prestar servicios en el Departamento de Ingeniería de la Administración Nacional, como jefe de la sección cuyana. Durante el período anterior a su llegada a Córdoba en 1882, le cupo una destacada actividad profesional, que incluyó el trazado y la ejecución de la línea del Ferrocarril a Chile. Trasladado a Entre Ríos, construyó el puente que une los Departamentos de Gualeguay y Gualeguaychú, y supervisó diversas obras siempre en el interior del país. Posteriormente a su periplo en Córdoba, luego de 1895, fue el responsable de la construcción del Canal de La Cuarteada en Santiago del Estero desde donde se trasladó al litoral, participando en la construcción de puertos.

En 1882, Casaffousth fue comisionado temporalmente a Córdoba para elegir el terreno donde se levantaría el Hospital Nacional de Clínicas. Se vincula con el Ingeniero Francés Esteban Dumesnil, también discípulo de Eiffel, comenzando su interés en las obras públicas que éste venía proyectando y construyendo en la Provincia de Córdoba. El Ing. Dumesnil estaba construyendo el Sistema de Aguas Corrientes y Gas de la Ciudad de Córdoba y había construido, entre otras obras, el canal de Villa Nueva y el Puente Juárez Celman, renombrado en 1910 como Centenario. A pedido del entonces Gobernador Miguel Juárez Celman, proyectaba, entre otras numerosas obras públicas, un ambicioso proyecto de "Irrigación de los Altos de la Ciudad de Córdoba".

Regresó a Córdoba para asociarse a Dumesnil en el Estudio de Riego que este venía realizando. Avalado políticamente por el Senador Nacional Miguel Juárez Celman, en Febrero de 1883 fue elegido Diputado por el Departamento de Río Seco. Es designado Profesor de Hidráulica en la Facultad de Ciencias local, donde luego es nombrado Delegado ante el Consejo Superior y posteriormente Decano. Su declarada pasión era su actualización técnica, según referencias brindadas por su compañero de avatares, el Dr. Juan Bialet Massé que, entre otros comentarios, dijo que: "...Los que conocieron a Casaffousth y su hermosa biblioteca, saben bien que él padecía y yo padezco el vicio del libro...", y refiriéndose a la obra del Dique San Roque completaba "... cuanta revista o libro podía ocuparse de obras hidráulicas venía a nuestras manos 30 días después de publicarse...".

Durante los 13 meses de su prisión, producida entre el 7 de Octubre de 1892 y el 10 de Noviembre de 1893, producida a instancias de un proceso judicial del cual fueron absueltos pero que definió su quiebra económica y anímica, dictó clases escritas a sus alumnos y redactó un Curso de Ingeniería Hidráulica que sirvió a varias promociones.

Casaffousth y Dumesnil fueron los autores de la MEMORIA del "Proyecto de Irrigación de los Altos de la Ciudad de Córdoba", compuesto de 14 planos, el estudio de estabilidad del Dique San Roque y el presupuesto general. La obra comprendía también el Dique Mal Paso, en Calera, y 200 Km de canales (incluyendo acueductos como el de Saldán, que se muestra en una foto de 1887) que irrigaban unas 30.000 hectáreas de los "Altos" (actual "cinturón verde" y barrios periféricos) de la Ciudad de Córdoba, facilitando la colonización e inmigración.

Ante el regreso de Dumesnil a Francia en 1884, y su desvinculación de las obras, Casaffousth completó todos los estudios, modificaciones, diseños y planos; y dirigió la construcción de todas las obras hasta su completa finalización en 1889, incluyendo ser designado en 1891, Director de la Oficina de Irrigación, antecesora de la Dirección Provincial de Hidráulica. Es el responsable de los cálculos y planos de los Diques San Roque y Mal Paso, de los mas de 200 Km de canales de riego y de un centenar de puentes y otras construcciones asociadas a la Obra. Se le debe el diseño, por ejemplo, del acueducto de Saldán y el de Villa Warcalde, joyas Técnico-Arquitectónicas, que al igual que los diques y canales mencionadas, con casi ningún mantenimiento, todavía se mantienen en pié.

Sus colegas contemporáneos lo mencionan como un lector, proyectista y dibujante incansable. Habiendo realizado el proyecto del acueducto de Saldán en 3 días, y correspondiendo su verificación y estudio, el Ing. Firmat dijo de él: "El Trabajo que hace Casaffousth en un día, un Ingeniero bien preparado necesita quince para verificarlo". Realizó y donó a la Provincia el Plano de la Zona de Riego, tal consta en documentación oficial. Este plano, junto con los 14 Planos de la Obra del Riego de los Altos de la Ciudad de Córdoba, desaparecieron. El Dr. Luis Rodolfo Frías, estudioso incansable de la Historia del Dique San Roque y autor del libro homónimo, desistió de hallarlos luego de su búsqueda por todos los archivos imaginables, de lo cual, como constancia suficiente, se tiene la lista de referencias del libro mencionado. Se estima que el "falso ingeniero" Federico Stavelius, comisionado en 1892 por el gobierno central para realizar estudios sobre la estabilidad del Dique, los llevó a Buenos Aires y nunca regresaron. Como muestra de su dedicación técnica y habilidad práctica, en el Archivo Técnico de la Ex-Oficina de Riegos, Ex-Hidráulica, actual DAS, se conserva un detallado plano del Área de Riego con cotas de nivel, sin firma, pero estimativamente autoría del Ing. Casaffousth.

Casaffousth, al amparo del desarrollo impulsado por el partido gobernante, adquirió tierras con objetivos agrícolas e industriales. En tierras de la Estancia del Rosario de Cosquín, actual Santa María de Punilla, compró unas 400 hectáreas al Este de río Cosquín, en donde instaló un viñedo con riego. Mandó construir en 1889 un puente para cruzar el río Cosquín y un Dique con canales de riego, obras muy similares en métodos constructivos a lo diseñado para la irrigación de Córdoba. El Dique se conserva en perfecto estado a pesar del nulo mantenimiento a través de mas de un siglo.

En Córdoba, en los Suburbios Sur de la Ciudad, compró tierras e instaló un Centro Agrícolo-Industrial, incluyendo un poblado para los operarios. Los dos establecimientos que montó fueron modelos en su tipo.

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La Debacle Económica de 1890 y de Casaffousth

Todas las adquisiciones de Casaffousth estaban basadas en recursos propios, luego ampliados gracias al financiamiento del Banco Provincial con Cédulas Hipotecarias pagaderas con créditos a 18 y 28 años garantizadas por las propiedades que ya poseían. Estos créditos eran fomentados y otorgados, al igual que a Bialet Massé y otros numerosos emprendedores en medio de un clima enfervorizado por los aires de desarrollo que se respiraban en la ciudad mediterránea, al amparo de los gobiernos instalados por el Partido Autonomista Nacional, con Miguel Juárez Celman a su cabeza.

Para 1890, la debacle económica e institucional comenzada en 1889, lo arrastró en su falta de financiamiento, cambio de estrategias gubernamentales y cambio de apoyos institucionales, siéndole, el 15 de Julio de 1890, embargados todos los bienes del establecimiento, una semana antes de la Revolución que obligó a la renuncia del Dr. Miguel Juárez Celman. El financiamiento que había facilitado el montaje de sus dos emprendimientos desapareció como por arte de magia y, al igual que su amigo Bialet Massé, que trataba de salvar su Fábrica de Cales Hidráulicas y Cementos "La Primera Argentina", comenzó un endeudamiento sin retorno, motivado por la asfixia financiera y cierre de mercados. El proceso que detonó con la Revolución de Julio de 1890 y que finalizó con la renuncia del Presidente Miguel Juárez Celman, había sellado la caída del Juarismo, y, en medio de un ambiente político todavía más adverso, continuó para Casaffousth y Bialet, esta vez en manos del Gobernador Pizarro, y finalizó con Casaffousth y Bialet Massé encarcelados injustamente por 13 meses.

La inflación en los materiales, en la mano de obra y la depresión del mercado interno, fueron los problemas que afectaron inmediatamente a los emprendimientos industriales de Casaffousth y Bialet Massé. A su vez debieron soportar problemas de financiamiento bancario motivados por un origen muy concreto, el incremento en el precio del oro, y que inclusive motivó la Revolución de 1890. Todos estos motivos fueron la lápida que cayó sobre los proyectos industriales de Casaffousth y también de Bialet Massé, quién trataba de reinstalar su fábrica de Cales en Bs. As..

El emprendimiento del Dr. Juan Bialet Massé de una fábrica de cales en Brandzen, aletargado por una "demora" de 2 años en aprobar el "Reglamento de uso de Cales y Cementos en Obras Públicas", lo que imposibilitaba venta de Cal al Estado, no se concretó, causando la ruina económica final de Bialet Massé. Para cuando dicho reglamento se aprobó, febrero de 1892, Juan Bialet Massé ya había perdido toda posibilidad de recuperarse económicamente y en abril del 1892 presentó su Concurso de Acreedores, perdiendo al poco tiempo todas sus propiedades. El síndico del Concurso reconoció que"... la deuda del Dr. Bialet proviene exclusivamente de la Obra del Dique San Roque...". Los mayores costos en la obra del Dique, pactados con el estado provincial, implicaron pérdidas económicas que terminaron con la ruina económica de Bialet Massé.

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El Proceso al Dique San Roque y la Cárcel para Casaffousth y Bialet Massé

En Junio de 1892, el Gob. Pizarro solicita al Presidente Pelegrini un Ingeniero Hidráulico para practicar estudios en el Dique San Roque y que estableciese la verdad al respecto de su resistencia. Gracias a la actuación del "falso ingeniero" Stavelius, con título supuestamente otorgado por una asociación en Londres, la población de Córdoba termina saliendo despavorida a las calles al grito de "El Dique se viene", creyendo en la rotura del dique informada por el ayudante del Sr. Stavelius, otro "ingeniero", pero esta vez "nacional" que había anunciado, por telégrafo, el desastre desde su puesto de observación en el Dique San Roque.

La maniobra orquestada dio sus frutos, logrando agudizar el descrédito del Dique y a legitimar la acción que quería realizarse contra sus constructores: Bialet Massé y Casaffousth. Dumesnil, en Francia, y que había cesado su colaboración con la obra ya antes de su comienzo, abandonando el proyecto dirigiendose a Europa, y Félix Funes, el socio contratista junto con Bialet Massé, concuñado del exgobernador de Córdoba y expresidente Dr. Miguel Juárez Celman y del héroe de la campaña al desierto y expresidente General Julio Argentino Roca, estaba muy lejos de padecer de tales problemas ante la Ley, y menos problemas económicos.

En Septiembre de 1892 la situación era insostenible. El 30 Casaffousth manifiesta en una carta a Miguel Juárez Celman, el presidente depuesto en julio de 90, "gracias" a la "fuga del oro" de fines de 1889: "He resuelto salir de Córdoba tan pronto como termine la cuestión judicial que ha iniciado el gobierno...". El 8 de Octubre es apresado junto con Juan Bialet Massé, acusados de administración fraudulenta y defectos en las obras. Comenzaba un proceso con el cual todos sus proyectos quedarían definitivamente truncos.

En Julio de 1893, estando preso, el Banco Provincial se queda con todas las propiedades en los Altos del Sud. Tal vez como burla, el Directorio del Banco Provincial dictamina que Casaffousth todavía debe 20000 pesos, pero que "...es exonerado de dar hipoteca y solo debe firmar documentos por 20000 pesos pagaderos cuando cambie de fortuna...". Como remate de males, al salir de la cárcel en Noviembre de 1893, el Banco Nacional toma propiedad de su establecimiento agrícola en tierras de la Estancia del Rosario de Cosquín, solo permitiendo que Agustín Marcuzzi finalice su arrendamiento de 6 años hasta 1897, forma en que Casaffousth posibilitó pudiera cobrar su construcción del Dique Las Higueritas y el Puente sobre el río Cosquín existentes en el predio.

En 1895, Casaffousth, desencantado con Córdoba, se dirige a Santiago del Estero, donde construye el Canal de La Cuarteada, convirtiendo un originalmente canal de defensa en un canal de riego. Aal decir de Bialet "...con 4 pesos acabó un problema que absorbía hacía 20 años 200 mil pesos del presupuesto nacional; allí fue albañil, calero, lo fue todo, hasta puso dinero de su bolsillo; allí perdió sus últimos hijos, allí lloró songre y lagrimas; y allí ... también estaba puesta una orden de prisión, en pago de tanto mérito y tanto trabajo."

Desde Santiago se dirige al Litoral, instalándose definitivamente en Gualeguay, en Lazo, en el campo de la familia de su esposa.

Bialet fué su gran amigo y compañero, de aventuras y desventuras. Casaffousth solo habría regresado a Córdoba a buscar el cadaver de su hijo fallecido, y fue la última vez que se encontraron, en medio de una profunda depresión. Solo había El 23 de agosto de 1900, recibía un telegrama desde la provincia de Entre Ríos " Casaffousth a las puertas de la muerte, solo de la providencia se espera su salvación ".

Casaffousth fallece a las 12:30 del Viernes 24 de Agosto de 1900. Su certificado de defunción consta "... pleuresía ....". El gobierno dispuso izar a media asta la Bandera Nacional en el Dique San Roque y remitió una nota de pésame a su viuda, Eduarda Lazo. De sus hijos, solo había sobrevivido su hija María Eugenia.

Bialet publicó en La Libertad su pesar: "...siento en el fondo del alma la pérdida del hombre útil a sus semejantes, cuanto la del amigo leal, del hombre bueno; que en el futuro y cercano, será juzgado con justicia y bendecido por las generaciones que le deberán mucho de su bienestar y grandeza en Córdoba y Santiago. Descansa en paz, amigo querido; Dios te ha de haber dado el premio a tanta desgracia, tanto dolor y tanta ingratitud. Tu lema: todo llega, el tiempo es el gran justiciero, es cierto; pero nada llenará el vacío que dejas en la República, entre los tuyos y tus amigos."

Bialet siempre recordó y enalteció a su entrañable amigo: "Sabía de memoria todas las fórmulas de la mecánica racional y aplicada, todos los coeficientes de resistencia de materiales; de ahí que los trabajos más largos y difíciles eran para él casi nada: los hacía al correr de la pluma".

"Y qué concepto tenía de su profesión; era para él un sacerdocio; él, tan tolerante en todo, tan bondadoso, se indignaba hasta el más profundo enojo con los errores en las obras: un pilar mal colocado era para él un delito, un mal trazado de un camino, una mampostería mal hecha, un crimen imperdonable".

"Su honradez estuvo fuera de toda duda, modesto en sus ambiciones no tenía otros derroches que para su biblioteca ni otro lujo que sus instrumentos, siempre los más modernos, los más perfectos. Muere pobre, tan pobre de dinero como rico de ciencia y de gloria".

"Esposo amantísimo, padre cariñoso, sus placeres estaban en su hogar; la pérdida de la salud de su esposa, la muerte de sus hijos arrebatados por la difteria y el tifus, le arrancaron a jirones el alma, hasta el punto de temer por su razón; trabajaba sin descanso para distraerse, y trabajaba día y noche. La imagen de sus hijos queridos le acompañaba hasta en el sueño".


"Si algún nombre propio debería dársele, sería el de Dique Cassaffousth, para honor del que lo hizo, de esta Universidad -de la que fue catedrático y decano- y de Córdoba que lo aprovecha"

En 1903, luego del Rebalse del Dique San Roque de Abril de 1903, presenciado por mas de 200 testigos, entre ellos Huergo, Firmat, Aranda, García Fabre, Caraffa y otros tantos Ingenieros, la Legislatura autorizó la colocación de una placa que lleva su nombre junto a la Obra Colosal con la que tanto colaboró en erigir. En esos momentos, y ante la exitosa demostración que brindaba el Dique San Roque conteniendo las crecientes antes tan funestas, Bialet declaró públicamente: "La providencia ha querido dejarme contemplar este triunfo, Casaffousth puede descansar en paz. Ya está vengado ".

Un Colegio, que orgullosamente lo recuerda, lleva gallardamente su nombre. La originalmente Escuela de Artes y Oficios de la ciudad de Córdoba, creada hacia 1919, adopta el nombre de "Ingeniero Carlos A. Cassaffousth" por iniciativa del Ing. Alfredo G. Malbran que asumió la dirección del establecimiento en 1933.

  

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La obra cumbre del Ing. Casaffousth- El Dique San Roque

El Dique San Roque, la mayor obra de Ingeniería Hidráulica de su época, recibió, tanto durante como al finalizarse su construcción, realizada en solo 27 meses, innumerables opiniones, tanto a favor como en contra. Mencionamos la expresada por el Ingeniero Eiffel, autor de la célebre torre francesa erigida en ocasión de la Exposición Mundial de 1889, también profusamente discutida: "Dos obras de ingeniería concentran la atención del mundo, mi Torre y el Dique San Roque, pero mi Torre no es productiva, mientras que el Dique sí".

El Antiguo Dique San Roque, que todavía puede observarse cuando bajan las aguas del embalse, fue proyectado por los Ingenieros Esteban Dumesnil y Carlos A. Casaffousth, dirigido técnicamente por el Ing. Carlos A. Casaffousth, y construido por los empresarios Dr. Juan Bialet Massé y Félix Funes.

El antiguo Paredón del Dique San Roque, originalmente calculado extra-reforzado para 30 metros de altura del muro, y luego elevado a 35 metros, embalsaba 200 mil millones de litros de agua, y yace en el fondo del Lago San Roque contenido por su sucesor, a 150 metros a su Este.

El Nuevo Dique San Roque, con paredón curvo de hormigón armado e inaugurado en 1944, embalsa agua a la misma altura y cantidad, diferenciándose básicamente en un mejor sistema de vertedero de descarga y contener en forma mucho mas eficiente las crecientes, contando para estas dos funciones con un embudo vertedero que posibilita controlar 8 metros mas de altura en el embalse, solucionando un grave problema de todos los Diques diseñados hasta fines del siglo XIX, cual era el control de las crecientes aluviales. El sistema de Embudo Vertedero limita la salida de agua a 300.000 litros por segundo, de los usuales 5000 litros promedio. Esta "amortiguación" es posibilitada por los 8 metros de altura "extra" en el nuevo paredón y el sistema de embudo vertedero.

Esta necesidad de control de tan variables caudales, y otras razones menos técnicas pero tal vez mas definitorias, fundamentadas en el pánico generado por necesidades políticas temporales, motivaron que el paredón del Dique San Roque, soportara 14 modificaciones producidas entre 1891 y 1828, siempre con objetivo de prevenir su rotura estructural, lo cual, por supuesto, nunca se produjo.

El paredón del original Dique San Roque, tenía (tiene, aunque no lo veamos) 140 metros de largo y 35 metros de altura desde su base con 5 metros de ancho en su coronamiento y 30 en su base. Un total de miles y miles de metros cúbicos y toneladas de piedras amalgamadas por las Cales Hidráulicas del Dr. Juan Bialet Massé.

En momento de su reemplazo en 1944, se efectuó una abertura vertical en su estructura para permitir el paso de las aguas. La abertura debió realizarse con todo un vagón de dinamita, observado en la foto que se muestra a continuación y que corresponde a como se ve actualmente el paredón cuando bajan las aguas.

La última vez que el antiguo Dique mostró su solidez fue cuando se construyó el tubo de alimentación de agua de la Central San Roque en 1959. En esa oportunidad se tapó la abertura vertical central, conteniendo exitosamente las aguas mientras se producían los trabajos de construcción del túnel que proveería de agua a la Usina San Roque.

El cimiento del Antiguo Dique San Roque está construido con piedras y mezclas de arenas con Cemento Boulogne Sur Mer. Su paredón está construido con piedras graníticas con mezclas de arena y cal hidráulica, producida por la Fábrica de Cales Hidráulicas y Cementos "La Primera Argentina" del Dr. Juan Bialet Massé.

De esta fábrica, ubicada a la vera de la actual Ruta 38 en el Pueblo de Bialet Massé, y que operó desde 1884 hasta 1960 produciendo cales hidráulicas de calidad indiscutida internacionalmente, se conservan su horno principal con su túnel de operaciones, hornos auxiliares, los galpones y casi todas las obras hidráulicas asociadas, todo en actual proceso de recuperación arqueológica e histórica supervisada por la Dirección de Patrimonio Cultural de la Provincia de Córdoba a cargo de la Dra. Josefina Piana.

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El Dique y Puente en Santa María de Punilla

A poca distancia de la fábrica de Cales Hidráulicas de Bialet Massé también se encuentran, en perfecto estado, y luego de mas de un siglo de nulo mantenimiento y innumerables crecientes, el paredón del Dique de la vertiente "Las Higueritas" y los pilares del Puente sobre el río Cosquín que Casaffousth mandó construir dentro de sus terrenos en Santa María de Punilla.

Casaffousth adquirió en 1887 unas 400 Hectáreas a Este del Río Cosquín. Los terrenos eran parte de la Estancia del Rosario de Cosquín, donde actualmente se levanta el Hospital Santa María, planificando Casaffousth en ellos un establecimiento agrícola basado en la producción de entre 50000 y 100000 vides. El manejo del agua para riego estaba garantizado por un Dique que embalsa las aguas de las vertientes de Las Higueritas.

El paredón del Dique Las Higueritas diseñado y dirigido por Casaffousth es, como el San Roque, de perfil recto. Tiene 120 metros de largo con 3 metros de ancho en su coronamiento y 12 metros de altura. El constructor de dichas obras fue Agustín Marcuzzi, uno de los contratistas del Dique San Roque, y luego vecino de la localidad de Cosquín, de la cual fue destacado Intendente.

Actualmente, esas mismas tierras, que no han sido fraccionadas, son sede del Hospital Santa María, origen poblacional de la localidad de Santa María de Punilla.

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El Establecimiento Agrícolo-Industrial San Carlos

El Ing. Carlos A. Casaffousth también adquirió tierras en los Altos del Sud de la Ciudad de Córdoba, que serian beneficiados por el riego producido por el embalse de Aguas del Dique San Roque y la distribución que posibilitaba el sistema de riego de canales llamado "Altos de la Ciudad de Córdoba". El emprendimiento, llamado Centro Agrícolo Industrial San Carlos, fue modelo en su género.

Casaffousth no solo industrializó la producción de los forrajes y demás productos agrícolas, sino que comenzó la fabricación de materiales para la construcción, entre ellos ladrillos. Consta expresamente en un inventario la "máquina para fabricar ladrillos" y varias máquinas a vapor, con las cuales también transportaba dentro de sus predios utilizando vías de tipo Decauville.

En otros terrenos que también poseía en las cercanías, había organizado un loteo denominado Villa San Carlos. Sus entusiastas proyectos para su emprendimiento y sus cercanías, hasta incluían la instalación del TramWay, que ya funcionaba en la ciudad de Córdoba, desde el centro de la ciudad hasta la Villa San Carlos, para lo cual había ya obtenido la autorización en 1889.

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Difamación a Carlos A. Casaffousth y el Objetivo de este artículo

Carlos A. Casaffousth falleció en Gualeguay, el 24 de Agosto de 1900, a los 46 años, debido a una pleuresía. ¿Porqué la mayoría de los que conocen los nombres Casaffousth y Bialet Massé y creen conocer la historia del Dique San Roque suponen un suicidio inexistente?. ¿Porqué los guías turísticos y muchos mal informados siguen comentando suicidio?, ¿Realmente desconocen la historia que describen?

La Historiadora Doralice Lusardi de Capelli, opina que "A modo de arriesgada hipótesis, se podría aventurar que el inconsciente colectivo sabe que Carlos Casaffousth comenzó a morir ocho años antes, aquel día de octubre de 1892 en que, acusado de defraudación y de haber atentado contra la seguridad y la vida de todos los habitantes de esta provincia, se presentó espontáneamente a la policía para evitar ser detenido mientras dictaba clases en la facultad y puesto de inmediato en la prisión para -según palabras del fiscal- desagraviar un tanto a la sociedad y a la ciencia, resentidas (...) por la aparición de tanto sabio improvisado-".

Respecto a la capacidad profesional de Carlos Adolfo Casaffousth, la dupla Casaffousth-Bialet Massé, posibilitó la erección del Dique San Roque y el sistema de riego de los Altos de la Ciudad de Córdoba, la mayor obra pública del siglo XIX en la provincia de Córdoba, y para cuya continuación, recordemos, debió esperarse 50 años hasta la Gobernación de Sabatini. Sin la capacidad (y el empecinamiento) de estos dos profesionales, el uno, -Casaffousth- con la contundencia técnica demostrada, el otro, -Bialet Massé- perdiendo también todo su capital, inclusive el de su esposa Zulema Laprida, la obra no se hubiese completado.

Y respecto a su apellido, la mayoría que lo mencionan equivocan su escritura, colocando erróneamente Cassaffousth en vez de escribir correctamente Casaffousth. Los ingleses que administraban el tren de Córdoba Cruz del Eje nombraron así, erróneamente, en el Cartel y las publicaciones de horarios, a la estación de Ferrocarril que se erigió en las cercanías del Dique San Roque, iniciando el error y la confusión. Casaffousth ni firmó ni anotó su nombre equivocadamente, en cientos de firmas y menciones de su apellido a través de sus años de vida. Corresponde, por tanto, respetar la escritura correcta de su apellido.

El objetivo de este artículo es rendir homenaje al Ing. Carlos A. Casaffousth confiando en que los datos aportados por esta biografía, colabore a desmistificar falsas creencias y permita conocer adecuadamente nuestro pasado, colaborando a no tropezar nuevamente con las mismas piedras.

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Fuentes documentales

"Historia del Dique San Roque". Luis Rodolfo Frías.

"Historia de Córdoba". Efraín U. Bischoff

"El Santa María de Ayer, La Estación Climatérica y el Hospital Colonia". Norberto E. Huber

"Paisaje y Vida del Valle Cordobés San Roque". Norberto E. Huber

Archivo Histórico de Córdoba, General de la Nación, D.A.S., D.G.Catastro y U.N.C.

Descendientes del Ing. Casaffousth y del Dr. Juan Bialet Massé

Investigaciones de la Historiadora Doralice Lusardi de Capelli y del autor.

Autor de esta publicacion Web: Norberto E. HUBER  hubernorberto@hotmail.com     Bialet Massé, Córdoba, 9 de Junio de 2002

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 A continuación un importante aporte a la biografía de Carlos Adolfo Casaffousth reproducida por especial pedido y con la autorización de la autora.

CARLOS CASAFFOUSTH EN LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA

Doralice Lusardi              e-mail: doralicel@yahoo.com.ar 

(Investigación presentada en las Jornadas de Historia 2002 de la Junta Provincial de Historia de Córdoba)

BREVE MARCO BIOGRÁFICO

LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA EN SU CAMINO

EL CATEDRÁTICO

EL DECANO

POLÉMICO CASAFFOUSTH

- La cuestión de la denuncia periodística

- La cuestión de las ternas

EL RECONOCIMIENTO DE LOS SUYOS

 

El nombre de Carlos Casaffousth no es desconocido en Córdoba. Podemos aventurar sin temor a equivocarnos, qué palabras se asociarán a su figura: dique San Roque, Bialet Massé, cárcel, “suicidio”... y muy poco más. Difícil será que alguien mencione a la Universidad de Córdoba, en la que el joven ingeniero libró batallas casi tan enconadas como las de las Obras de Riego, aunque menos célebres y de consecuencias no tan dramáticas.

A partir de su desempeño como profesor y Decano de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas, profundizaremos aquí en su perfil docente, esfuerzos por jerarquizar la carrera de Ingeniería y vínculos con los demás catedráticos, pequeño y calificado grupo al que la excelencia académica no puso a salvo de celos, disputas por espacios de poder y otras humanas debilidades que agitaron las aguas en aquella Córdoba de fines del siglo XIX, ciudad no tan tranquila como nos gusta imaginar.

BREVE MARCO BIOGRÁFICO

Carlos Adolfo Casaffousth nació en Buenos Aires en 1854, de madre francesa y padre argentino. Fue ahijado de Sarmiento, a quien su padre (José María: empresario naviero, comerciante, trotamundos, periodista y tal vez ex traficante de esclavos) había conocido en uno de sus viajes por Europa. Don José María se suicidó cuando su hijo tenía dieciséis años, en un episodio de ribetes terribles, que la prensa reflejó con todo detalle y debió impactar dramáticamente en la familia Casaffousth, hasta entonces en aparente bonanza. Pese a todo, Carlos pudo proseguir sus estudios en Francia, donde se graduó como ingeniero, regresando a Argentina en 1877.

Se desempeñó entonces en diversas reparticiones nacionales, en proyectos relacionados con telégrafos, puentes, ferrocarriles y otras obras de las que en aquel fin de siglo se apostaba a la modernización y al progreso indefinido.

Tras vincularse con Juárez Celman y el círculo gobernante, se radicó con su familia en Córdoba, donde compró tierras, fue profesor universitario y ocupó una banca de legislador. Fue uno de los artífices de las Obras de Riego de los Altos de Córdoba, emprendimiento colosal del cual el dique San Roque fue sólo una parte, y cuya función principal sería regar unas 30.000 hectáreas, con el propósito de colonizar esas tierras polvorientas, atraer a los inmigrantes y aumentar la producción.

Bialet Massé (el empresario) y Casaffousth (proyectista y director de las obras) crecieron profesional y económicamente al amparo de Juárez Celman y su círculo. Pero lo pagaron con creces, ya que en el ejercicio del poder el grupo gobernante despertó el encono de distintos sectores -entre ellos los ligados a la Iglesia Católica- que encontraron en el Dique un blanco propicio para sus ataques.

Terminado hacia 1890 en un marco de rumores y temores, éstos arreciaron a partir de la caída de Juárez Celman, ese mismo año. Finalmente, durante el gobierno de Manuel Pizarro se enjuició y encarceló a Bialet Massé y Casaffousth, sobre la base de pericias e informes de supuestos expertos. Aunque fueron luego absueltos, cargándose las costas a la Provincia, Casaffousth vio seriamente lesionado su patrimonio y su prestigio profesional. Hacia 1895 se marchó de Córdoba, con resentimientos que perdurarían hasta su muerte, transmitiéndose  a sus descendientes.

Falleció en Gualeguay en el año 1900, a causa de una pleuresía. En Córdoba, hasta hoy, la memoria oral recrea su muerte con otros rasgos: para el imaginario popular, se suicidó en la cárcel, derrotado por la ignorancia y la injusticia.

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LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA EN SU CAMINO

La primera conexión de Carlos Casaffousth con la Universidad de Córdoba es anterior a las Obras de Riego, pues llegó a esta ciudad en 1881 para elegir el terreno del futuro Hospital de Clínicas, como integrante del Departamento de Ingenieros Civiles de la República Argentina.Desde este momento data, sin duda, su vinculación con Juárez Celman, decidido propulsor del nosocomio1. (Ese mismo año, comenzaba a funcionar la escuela de Ingeniería  en la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas).

En 1883 Casaffousth pasó a estar a cargo de la Segunda Sección (Sección Córdoba) del Departamento. En tal carácter, firmó diversas notas referidas a la construcción del edificio de la Academia de Ciencias cuya terminación  se  procuraba –el que sería también sede de la Facultad- revelando la minuciosidad que sería una de sus características profesionales: precisiones técnicas y reclamos de fondos a las autoridades para poder ejecutar las obras, alternan con su escrupulosa atención por los detalles. Se refiere a construcción de techos, cielorrasos, instalación de cañerías para gas y aguas corrientes, búsqueda de precios y hasta eleva un pedido de autorización para dar dos manos de aceite de linaza cocida a puertas y ventanas -detalle no contemplado en el presupuesto- pues en caso contrario los rápidos cambios de temperatura y fuertes calores harían que las maderas se torcieran y se rajaran2.

    (Uno de los momentos más significativos para Casaffousth, del que arranca la realización del Dique, fue su vinculación con el ingeniero francés Esteban Dumesnil, quien había estado a cargo de las obras de la Academia en el período inmediatamente anterior, por lo que es probable que allí se hayan conocido.)

Las perspectivas que a nivel profesional y económico se abrían para él en esa Córdoba en vertiginosa transformación, en la que todo parecía posible, lo decidieron a radicarse en ella. Durante los años comprendidos entre 1880 y 1914, el rostro de la ciudad va adquiriendo nuevas expresiones(...) coincidentes con un acentuado desarrollo económico, como resultado de las inversiones extranjeras en vías férreas y en inversiones directas que se canalizan hacia el sector público a través del Banco Provincial y de los empréstitos municipales. Transformación reflejada, entre otras cosas, en empedrado de calles, nivelación de barrancas, aguas corrientes, edificaciones oficiales, parques, puentes, alumbrado público y muy especialmente las obras de riego de los altos (...)3

Su inserción en la vida cordobesa no tendrá medias tintas (nada lo tenía para él, según iremos viendo). En febrero de 1883, el afán de Juárez Celman por llevar a las Cámaras legislativas elementos progresistas4 lo ungió como legislador por el departamento Río Seco. Con Dumesnil presentaron en ese mismo año al gobernador Gavier el proyecto de contrato para el estudio y la ejecución de las Obras de Riego. Embarcado en ello, a partir de noviembre dejó de estar al frente de la Segunda Sección del Departamento de Ingenieros Civiles -y, consecuentemente, de la construcción de la Academia de Ciencias- siendo reemplazado por el ingeniero Seurot.

Pero no se alejaría del lugar, antes bien lo viviría “por dentro” durante la próxima década, ya que el 23 de abril de 1884 el Rector de la Universidad de Córdoba, Natanael Morcillo comunicaba al Decano de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas, Oscar Döering., que el Exmo. Gobierno Nacional, por superior resolución de fecha 15 de este mes, ha designado al Ingeniero Carlos Adolfo Casaffousth para ocupar la cátedra de Mecánica Técnica, Construcciones e Hidráulica5. Y la Facultad funcionaba en el mismo edificio de la Academia.

Sin que implique mengua en lo personal o profesional, puede encuadrarse social-mente a Casaffousth como parte de esa nueva burguesía (...) favorable a los cambios, que no se sentía comprometida con el pasado y perseguía con desesperación el ascenso social y económico, con la singular capacidad de descubrir donde está escondida cada día la gran oportunidad de los negocios, por intermedio del complejo sistema de intermediación, hasta llegar a las altas finanzas y la especulación6

Un sector de la sociedad, al menos, los miraba con recelo. “La Carcajada” lo evidenciaba el 16 de diciembre de 1883, con estas palabras: Los que improvisan fortunas son los merodeadores políticos. Para éstos hay progreso, adelanto, bienestar y todo lo que se quiera. Cierto es que se inician obras de alguna importancia, pero por su inoportunidad, lejos de ser benéficas, son la ruina del pueblo que tiene que costearlas. Los únicos que progresan son los bolsillos de los que están en el candelero. La obra que Casaffousth estaba por emprender era útil y beneficiosa para Córdoba, y él no le escatimaría capacidad ni responsabilidad. Sin embargo, eran claros los indicios de la tempestad que se avecinaba.

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EL CATEDRÁTICO

Carlos Casaffousth se desempeñó como docente de la Facultad de Ciencias Físico- Matemáticas durante once años, desde el 15 de abril de 1884 hasta el 1º de abril de 1895, cuando renunció a sus últimas cátedras. Esos años incluyeron los momentos más importantes de su existencia, en los cuales vivió instancias de plena realización profesional, sufrió dolorosas pérdidas, pasó de la prosperidad a la ruina económica, del prestigio al desprestigio y del entusiasmo al desaliento. A pesar de los fuertes contrastes, la documentación disponible, nos revela a un catedrático preocupado por sus alumnos, con una definida vocación docente que no era común en su Facultad.

Es que en el seno de la misma coexistían dos criterios diferentes. Quienes consideraban como medular a la investigación, apuntaban a construir primero el objeto de enseñanza, a través de la Botánica, la Zoología, la Mineralogía, dado que el conocimiento y la clasificación del patrimonio existente en nuestro territorio estaba aún en sus comienzos. Ellos dieron prioridad a sus exploraciones y publicaciones, destinadas no tanto a los alumnos ni a libros de texto, sino al ámbito científico, en particular, europeo. Los que, en cambio, ponían el acento en el trabajo del aula –entre ellos, Casaffousth- consideraban muy perjudicial la inasistencia de los docentes a clase, que se daba en altísima proporción por las causas recién mencionadas.

Como Profesor, desempeñó con carácter titular las cátedras de Mecánica Técnica, Construcciones e Hidráulica; (luego de la reforma que separó a Hidráulica, estuvo a cargo de ésta prácticamente hasta que se marchó de Córdoba), Construcciones Civiles y Proyectos, Presupuestos y Planos. Como sustituto o suplente impartió también Geometría Descriptiva y Construcción y Explotación de Ferrocarriles, entre otras. Sus preocupaciones pasaron –además de por sus clases- por dos ejes principales: la publicación de textos para los alumnos y la reforma de los planes de estudio.

1884 fue para él un año de intensa actividad profesional, en el que presentó, junto a Dumesnil, la “Memoria” con estudio y presupuesto definitivos para las Obras de Riego, y realizó el plano cotado y catastral del valle, necesario para las expropiaciones. A continuación el francés se marchó, dejándolo a cargo de toda la responsabilidad de tan monumental tarea.

A pesar de ello, a los dos meses de haber obtenido su cátedra ya había  elaborado con el profesor Pablo Cottenot textos destinados a la enseñanza, sobre Análisis Infinitesimal; Mecánica Racional; Cinemática Teórica y Aplicada; Hidráulica y Mecánica Aplicada. Al pedir a las autoridades su publicación, argumentaba:  ... estas obras, producto de nuestros trabajos personales y que representan las lecciones que exponemos en la Facultad, traerán grandes ventajas(...)  la publicación de tales obras sería altamente provechosa para la República Argentina, para la ciencia y sobre todo para los alumnos de nuestras Facultades Nacionales y Escuelas de Ingeniería (...) Obsérvase en el país y en la enseñanza la completa falta de publicaciones semejantes en nuestro idioma y es por este motivo que nos dirigimos a Ud. para que tenga a bien solicitar del Exmo. Gobierno Nacional, que tanto hace en pro de la ciencia en general y que tanta necesidad tiene de la ciencia de la Ingeniería, quiera costear la publicación de estas obras, que formarán cinco tomos (...) de 500 páginas cada uno.7 Si bien firman ambos catedráticos, letra y estilo pertenecen a Casaffousth. 

En su respuesta, el decano Oscar Döering reconoce la falta de textos adecuados en idioma nacional y deja constancia de que los autores no piden remuneración alguna, pero manifiesta que la partida existente está comprometida para las obras de los doctores Bachmann y Seelstrang (recordemos a este último, porque volverá a aparecer en el relato). Deriva el pedido a la superioridad, con el mismo resultado negativo. Era la primera frustración que Córdoba deparaba a Casaffousth, pero no sería la última.

Nueve años después, en 1893, seguiría trabajando en el mismo sentido. Ya van a estar construidos los diques San Roque y Mal Paso, los canales maestros Norte y Sur, puentes, acueductos y numerosos canales secundarios. Ya habrá pasado el escandaloso proceso que derivó en su detención y habrá sufrido la pérdida de dos de sus hijitos, en una de las tantas epidemias de la época. Empezaban a percibirse los deterioros de las Obras de Riego, por falta de un adecuado mantenimiento, y se  frustraba el “Proyecto Huergo” para construir un canal navegable de Córdoba al río Paraná.

En ese marco desalentador, Casaffousth presentó al Decano de su Facultad, Ángel Machado, una nota en la que expresaba que la falta de preparación de nuestros alumnos para tomar apuntes de clase, los priva de un texto de preferencia. La indicación de autores de consulta (...) es un medio costoso y los desorienta para elegir en cada libro la parte pertinente. Por estas razones me he decidido a hacer imprimir los cursos que he dictado en esta Facultad empezando por el de Hidráulica y Termodinámica, ante la falta de textos impresos que respondan al plan de estudios y basado en los apuntes que he tomado en la Escuela Central de Artes y Manufacturas de París (...) completados por los apuntes de enseñanza más modernos.8

Su autor lo describe como un cuaderno de 50 páginas, con numerosos diagramas y fórmulas, manuscrito, ya que no lo ha podido hacer por tipografía a causa de las dificultades para composición de fórmulas  y viñetas. La Facultad lo eleva al HCS, con recomendación de publicación, e indica suscribir 10 ejemplares para Biblioteca.

No sabemos qué respuesta recibió esta solicitud, pero existe en el Archivo de la Universidad un texto manuscrito de Hidráulica cuya autoría es de Casaffousth y al cual posiblemente se refiere Bialet Massé cuando dice:  Llegó el día en que las pasiones pequeñas le arrancaron de su cátedra; en medio de sus discípulos, dictando la clase de hidráulica, el comisario de pesquisa lo condujo preso: preso por haber superado a los superiores, preso por tanto mérito y tanto trabajo, como Fray Luis de León pero más que éste, no esperó a volver a su cátedra para pronunciar el “decíamos ayer”, no: en la prisión seguía escribiendo su curso de hidráulica y sus discípulos, si notaron la ausencia del maestro cariñoso, de palabra fácil y ardiente, no echaron de menos sus lecciones, escritas en aquella prisión y bajo las amenazas de aquel proceso en el que quedaron escritos y justificados los tesoros de su ciencia y la pureza de sus procedimientos, el procedimiento de su gloria. 9

En cuanto a su participación en la reforma de los planes de estudio, recordemos que por la composición inicial de sus docentes (científicos extranjeros en una abrumadora mayoría) la Facultad y la Academia de Ciencias privilegiaron al principio la exploración del territorio, la investigación y la publicación científicas. Poco a poco iría tomando otro perfil, dándosele mayor importancia a la carrera de Ingeniería (dentro de la cual estaba Agrimensura) y disminuyendo los recursos destinados a museos y otras áreas relacionadas. Esta tendencia, que se percibe claramente en el período en que Carlos Casaffousth se desempeña como Decano, se preanuncia en1884, año en que fue nombrado en su primera cátedra y en el que  presentó, también junto a Cottenot, el proyecto para un nuevo plan de estudios, acompañado por una nota escrita a vuelapluma, sin la cuidadosa caligrafía que le era habitual

Aludía en ella a las deficiencias que percibía en la formación que la Facultad brindaba, por lo cual proponía un nuevo plan de estudios que, utilizando los elementos disponibles, diera a los alumnos un caudal de conocimientos fundamentales, que pudiesen ampliar más tarde en el ejercicio de la carrera: El plan que propongo (es el) adoptado en las Escuelas más adelantadas de Europa. (...) la repartición es tal que los alumnos tendrán todos los elementos que requiere un ingeniero para el buen ejercicio de su profesión. Para poner plenamente en vigencia el nuevo plan se necesitarían cuatro profesores más, pero brinda otra alternativa provisoria para aplicar hasta tanto se dote a la Facultad de esos cuatro catedráticos10

Era la carrera de Ingeniería el objeto de sus afanes, pero pese a su insistencia -y al “sacrilegio” de haber involucrado a la prensa en el tema, lo que daría lugar a una fuerte conmoción  en la Facultad, como veremos- Casaffousth no logró que el proyecto fuese tratado por el cuerpo académico que encabezaba el doctor Seelstrang.

Volverá sobre el tema en 1888. Para entonces, el mismo Casaffousth será Decano, lo que le permitirá llevar adelante su proyecto, aunque no sin inconvenientes.

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EL DECANO

El 23 de abril de 1887, el ingeniero Casaffousth fue elegido por sus colegas Decano de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas de la Universidad Nacional de Córdoba, por cinco votos contra cuatro que obtuvo Seelstrang, quien se encontraba en Brasil, integrando una comisión de límites del gobierno nacional.

Sus funciones como Decano se extenderán hasta el 4 de junio de 1889, cuando renunciará tras un enfrentamiento con algunos colegas, respecto de la conformación de ternas para cubrir nuevas cátedras. En esos dos años imprimió a su tarea intensidad y dinamismo, aunque no le faltaron por cierto ocupaciones fuera de los claustros.

Eran momentos de apogeo del poder de Juárez Celman -quien había alcanzado la primera magistratura de la Nación- a cuyo círculo pertenecía nuestro Ingeniero. Durante 1887 y 1888 se trabajó a pleno en las Obras de Riego, a cargo ahora de la empresa Funes-Bialet, en tanto se intensificaba la polémica sobre el dique San Roque, en la que pocos se privaron de terciar. A pesar de que su confiabilidad recibió el aval de notables profesionales, marchas y contramarchas trabaron el avance de las obras y sembraron temores y sospechas de todo calibre entre la población.

En tanto, la familia Casaffousth se había acrecentado con dos nuevos hijos; también su patrimonio había crecido, con propiedades en el valle de Cosquín y en la hoy zona urbana de San Carlos, a las que va a lograr convertir en un predio modelo, forestado, regado y sembrado como para admirar a los viajeros que por allí pasaban.

Mientras se empeñaba intensamente en tales cuestiones, como Decano procuró - entre otras cosas y con dispar éxito- volver a dotar de biblioteca a la Facultad, impedir que se remitiera a la Exposición de París una valiosa colección de minerales  modificar los planes de estudio y el presupuesto, lograr de las autoridades nacionales una mejor dotación de recursos, sancionar con severidad a los académicos absentistas y adquirir equipamiento técnico para la preparación de los futuros ingenieros.

Respecto de la Biblioteca de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas, ésta había tenido hasta 1878  partidas presupuestarias propias, pero más tarde la biblioteca de la Universidad la absorbió. A poco de comenzar su gestión, Casaffousth se dirigió al Rector Ramón Figueroa para expresarle sus intenciones de: dar principio a la formación de la (biblioteca) de este Instituto, que se hace día a día más necesaria, ya para los alumnos que podrían ocurrir a ella para consultas como para los profesores mismos, y existiendo en la Biblioteca de esta Universidad varios textos que pertenecen a esta Facultad (...) pido a U.S. quiera ordenar se haga entrega de las indicadas obras.11.  No le será fácil: el Rector accede a que la Facultad retire sus libros, pero a cambio exige efectuar un pago “al Sr. Estrada, de Buenos Aires”, de $ 276,73 por compra de textos. Casaffousth lo resiste, alegando que: esta Facultad jamás ha recibido beneficio de esas obras, pues nunca se le dio cuenta de su existencia y recién ha tenido conocimiento de ellas por la nota de U.S.”.12 El tire y afloje se prolonga por varios meses, hasta que se accede a pagar la cuenta y comienzan a recibir algunas de las obras. En junio de 1889, próxima ya su renuncia al Decanato, el gobierno nacional designará un bibliotecario;  buena nueva que recibió su sucesor, Eleazar Garzón.

Otra batalla librada (y perdida) comenzó el 8 de junio de 1888, cuando en sesión de la Facultad, Casaffousth planteó que se estaban encajonando las valiosas colecciones de minerales para ser enviadas a la exposición de París, que era desastroso enviar a una exposición esas colecciones, las que temía corrieran el mismo fin que las que se han enviado otras veces a algunas exposiciones europeas. Como responsable por la preservación de ese patrimonio ordenó suspender el encajonamiento, apoyado por otros académicos, que se dirigirán al Ministerio de Educación  y al Consejo Superior, considerando que este tipo de colecciones no puede sacarse del país sin desnaturalizar el fin de su institución. Añaden: Que el Museo Mineralógico de Córdoba, por la riqueza y variedad de sus colecciones, rareza de algunos de sus metales, etc., era el mejor de América del Sur y uno de los mejores del mundo (...) frecuentemente visitado por sabios de diversos países y que sería doloroso poner en positivo peligro su integridad. Y opinan: que no solo no debía permitirse el envío de las colecciones del Museo a la Exposición Mundial, sino que ni aún debía autorizarse la extracción de la más insignificante de sus muestras para éste u otro objeto., ya que por mucho cuidado que se tuviera en el transporte, vigilancia, etc., sufrían deterioro y pérdidas, como ocurrió con la hermosa colección de maderas del Museo Botánico que, contrariando la oposición del Consejo se llevó por orden superior a la Exposición de Filadelfia y a la que después de 20 meses de reclamos habían recuperado sólo en parte y en malas condiciones.14 La gestión resultó infructuosa, y en diciembre partieron de Córdoba las colecciones solicitadas.

Merece también citarse el Informe Anual que como Decano presentó Casaffousth el 12 de abril de 1889, en cuanto a adquisición de elementos para un Gabinete de Ingeniería que permitiera a los alumnos: hacer la práctica de sus teorías.(...) Modelos de locomotoras, de vagones, de vías férreas y cambios y muchos otros en yeso que creo inútil por ahora enumerar, servirán para que el alumno conozca a la perfección todas las maquinarias, cuyas delicadas combinaciones estudian y que llegado el momento de la práctica encuentran dificultades en sus aplicaciones.

Para la adquisición de esos modelos se han invertido algunos fondos que poseía esta Facultad debido a una economía llevada con especial cuidado.

También informa allí la confección de reglamentos para los gabinetes y laboratorios y que junto a los alumnos matriculados existe un gran número de oyentes, que no pudiendo obtener matrícula por sus condiciones concurrían a oír los cursos dictados por los señores Profesores. (Aún hoy rigen en las Facultades disposiciones que permiten la inscripción de jóvenes que adeuden asignaturas del nivel secundario, dándoles  plazo para regularizar su situación).

En lenguaje inusualmente comedido y formal, Casaffousth también se refería a un tema urticante: las inasistencias de alumnos y profesores: La asistencia de los alumnos ha sido (...) satisfactoria y he podido conseguir esto nombrando un bedel que tomando diariamente la asistencia a clase, influía notablemente a regularizar tanto la de los estudiantes como la de los profesores (...)La asistencia de los profesores ha sido regular, dedicando todos los señores catedráticos especial atención a sus obligaciones y cumpliendo con los programas y horarios(...) si bien algunos de ellos se han ausentado por un tiempo más o menos largo, con permiso de la facultad, han sido reemplazados por los sustitutos.15 

El ausentismo docente era uno de los problemas más serios de la Facultad,  al que se hace referencia año tras año en la documentación. Desde el primer momento, Casaffousth mantuvo una postura enérgica contra el abuso que ciertos colegas hacían de  las inasistencias y en pro del pago de las horas a sus reemplazantes (ya que se estilaba abonarles la mitad del sueldo, a expensas de la remuneración del titular.)

Ya como Decano, no anduvo con rodeos: en setiembre y noviembre de 1888, se produjo la exoneración como académicos de los profesores Santos Núñez y Brackebusch, por no concurrir a las sesiones de la Facultad16. También dispuso en abril de 1889 y apoyándose en el artículo 47 del Estatuto Universitario una cesantía similar en la persona de Arturo Seelstrang, por haber faltado a más de cinco citaciones consecutivas 17. Este último hecho constituye una etapa más de una puja entre ambos, que se mantuvo –explícita o callada- a lo largo de todo el período estudiado.

(Después de la renuncia  de Casaffousth al Decanato, el tema del ausentismo seguirá vigente, siendo Bachmann, Seelstrang y Brackembusch los más frecuentemente observados por este motivo.)

Como ya indicamos, durante su gestión también se llevó a cabo una modificación de Plan de Estudios cuyo análisis excede los límites de esta investigación y que debería ser materia de una indagación más profunda, en la que se trabaje interdisciplinariamente con docentes de Ingeniería.

Aquí, nos limitaremos a resumir palabras de Casaffousth al respecto: son  fines de la Facultad la formación de ingenieros civiles, arquitectos, agrimensores y catedráticos para la enseñanza universitaria superior, profesores de Ciencias Físico-Matemáticas para los Colegios Nacionales y aportar a la formación de estudiantes de Medicina y Farmacia. Respecto de la carrera de Ingeniero Civil, afirma que: está a la altura de las Escuelas más adelantadas en Europa, como ser la Escuela Central de Artes y Manufacturas de París, cuyo plan general predomina en el nuestro. De acuerdo con él, los dos primeros años serán preparatorios a las Ciencias Físico-Matemáticas que se desarrollarán en los 3 años subsiguientes Este orden es indispensable y así lo ha sancionado la experiencia en Europa.(...) allí la enseñanza comporta tres períodos. Primero, el de Bachiller; segundo, el de la preparación especial a las Ciencias Físico Matemáticas; tercero, el de las Escuelas Especiales.

El primer período es satisfecho aquí por los Colegios Nacionales; el segundo ha de satisfacerse en la Facultad misma, por no haber en los Colegios Nacionales, como sucede en los Liceos Europeos, estudios especiales para las Ciencias Físico Matemáticas El tercer período se satisfará también en la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas.  Considero que la preparación especial en la Facultad es seguramente ventajosa porque puede hacérsela responder de un modo más eficaz a la enseñanza superior, por estar ambas contiguas y bajo una Dirección Inmediata.

En el plan de estudios (…) sólo habría que agregar (...) una cátedra de Derecho, donde se enseñara: Agrimensura Legal, Química Legal y Legislación Industrial (...)

Los catedráticos para la enseñanza universitaria superior y los profesores para los Colegios Nacionales deberán contraerse a una de las especialidades siguientes: Matemática - Física- Química- Mineralogía y Geología - Botánica – Zoología.

Según la especialidad, habrán de seguir las asignaturas correspondientes del plan de estudios, de la carrera de ingeniería, con más los ejercicios prácticos que deberán satisfacer para perfeccionarse en la especialidad adoptada.18

En estrecha relación con la modificación del Plan de Estudios está el tema de los recursos. En poder de descendientes de Carlos Casaffousth se encuentran copias de dos cartas remitidas a importantes funcionarios, en un esfuerzo para no quedar “fuera” del Presupuesto, y poder implementar las reformas proyectadas..

A Filemón Posse, Ministro de Instrucción Pública, se dirige el 8 de junio de 1888, refiriéndose a la escasez de recursos y a cómo él paga de su propio peculio un bedel para controlar la asistencia de alumnos y profesores; tan olvidada ha sido desde la administración del Presidente Sarmiento, quien comenzó la construcción del edificio de la Academia de Ciencias, pero que ha quedado sin concluirse y sin saldarse las cuentas de sus constructores.

“Y ya que se presenta una oportunidad para que la verdad se diga, quiera Ud. oírla. Una de dos, o se da a la Facultad (...) los elementos necesarios para llenar los altos fines a que está especialmente llamada por hallarse en un centro no comercial sino industrial, o se suprime la Facultad, concretándose los recursos del Gobierno a la Universidad de Buenos Aires, que francamente monopoliza la enseñanza superior y donde los alicientes febriles del lucro serán siempre en este país nuevo un impedimento para que profesores y alumnos se concreten a sus deberes.

Ruego a Ud. disimular la franqueza de mi lenguaje; emana de mis convicciones y del deseo natural de ver en mi país que tantos recursos posee, una verdadera escuela de Ingeniería que tanta falta hace para nuestro progreso. La posee otra nación que conozco gastando menos para conseguir este objeto y a la que tenemos que mendigar ingenieros que debieran producir nuestra enseñanza superior”.

El mismo día escribe a Javier Figueroa, Presidente de la Comisión de Presupuesto: La Facultad de Ciencias que presido no puede continuar con las deficiencias de personal en que se encuentra, y si ahora los hombres de Córdoba a quienes pertenece especialmente la situación de la República, no interviene para que se coloque esta Facultad de Ingeniería en condiciones tales que responda las aspiraciones del gobierno, conviene suprimirla pues, cosa inaudita, esta Facultad de Ingeniería no tiene siquiera un catedrático de construcciones

El proyecto de presupuesto que acompaño permitirá que la enseñanza de esta Facultad se levante al nivel de las Escuelas más adelantadas de Europa, y aún no es igual en cuanto a su importe al de la Universidad de Buenos Aires, para la que parecen estar destinados exclusivamente los favores del presupuesto.

(...) no hay duda alguna que Córdoba se presta especialmente para el éxito de la enseñanza, mientras que en Buenos Aires, donde predominan los alicientes del lucro, jamás podrán satisfacer igualmente sus deberes ni profesores ni alumnos, y esta es la razón porque a pesar de todos los elementos con que a profusión se ha favorecido la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de Buenos Aires, no tenemos ingenieros formados en el país, y prueba de ello es que todas las Empresas de Construcción no toman para sus trabajos ingenieros de la muy bien dotada Facultad de Buenos Aires, sino que van a buscarlos a Europa, a pesar de que cuestan mucho(...).

(Como se ve, aunque nacido en Buenos Aires el hombre asumía un acendrado tono cordobés en sus reclamos contra los privilegios porteños.)

El consiguiente proyecto de nuevo Presupuesto, había sido remitido al Rector Figueroa el 21 de marzo de ese mismo año. Allí se indicaba que: Los aumentos propuestos para el personal son los que exige el plan de estudios ya aprobado y se podía apreciar que el presupuesto anterior había sido de $3.092 mensuales, y el nuevo que se proponía, de $6.314. Los catedráticos cobrarían por mes m/n 207 (igual que antes), un bedel $90, un ordenanza $30, y se destinaban $50 para publicaciones.19

A propósito, consigna Tognetti: Después de 1887, el deterioro financiero que sufrieron los museos se debió tanto a la política fiscal seguida por el gobierno nacional, como a la reorientación dada a los recursos presupuestados por la Facultad de Ciencias Físico – Matemáticas.

Por un lado, la expansión monetaria que caracterizó al gobierno de Juárez Celman desde 1886 en adelante, deterioró el poder adquisitivo del dinero. Por otro, la parte del presupuesto de la Facultad destinada a los museos, disminuyó año tras año. Mientras en 1877 esa cifra alcanzaba el 47 % del total, en 1889 había descendido a 13 % aproximadamente. Esta tendencia resultó de la reorganización académica de la Facultad que, a partir de ese momento, otorgaba mayor preponderancia a la Escuela de Ingeniería frente a los institutos abocados a las Ciencias Naturales (...) por lo menos hasta 1887, hubo una preocupación por preservar los ingresos de los científicos contratados en Europa, ya que el grueso de los montos destinados al pago del personal correspondía a los salarios de los directores. Aunque resulte redundante, remarquemos que este punto de inflexión se dio precisamente durante el Decanato del ingeniero Casaffousth. Resalta Tognetti asimismo, la autonomía que tuvo la Academia respecto de la Facultad de Ciencias. Esta circunstancia permitió que el cultivo de las ciencias naturales perdurara más allá de las orientaciones curriculares de dicha Facultad20.  

Podríamos agregar que la Academia de Ciencias permitió a los hombres que la integraban conservar un espacio de poder y constituir un frente común en los conflictos que surgieron ante los cambios impulsados por el vehemente Casaffousth.

Su febril actividad no impidió –antes bien, potenció- enfrentamientos que culminarán con su renuncia al Decanato, el 4 de junio de 1889. Diferencias de criterio sobre la conformación de unas ternas fue el motivo desencadenante pero no único, su renuncia. Las Obras de Riego estaban prácticamente terminadas, pero constantemente Casaffousth debía mediar en entredichos con la compañía ferroviaria, la empresa constructora, los regantes, o los propietarios que querían trazar por su cuenta canales. El clima social se enrarecía con temores, críticas y quejas por los supuestos perjuicios que las obras causaban a intereses generales o particulares. En el más alto nivel gubernamental se estaba tratando el “Proyecto Huergo”, que integraba al Dique, e implicaría la construcción de un canal navegable hasta el río Paraná. Y en lo particular, Carlos estaba planeando construir una línea de tranway de 8.500 m, desde bajada Pucará hasta el “Centro Agrícola Industrial San Carlos”, de su propiedad, proyecto que le sería autorizado por la Municipalidad en setiembre de ese año.

Los días que se avecinaban serían difíciles. Entre los meses de agosto y diciembre de  1889 morirían dos de sus hijos, una niña de un año y un varón de dos que llevaba su mismo nombre; poco después la difteria también se llevaba a Julián Lazo, de dos años, hijo de Anselmo, su cuñado y colaborador en las Obras.

En tanto, la crisis económica avanzaba y el juarismo se desmoronaba. La ilusoria seguridad dejaba paso a la incertidumbre.. 

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POLÉMICO CASAFFOUSTH

Al examinar la documentación se va delineando un ser humano vehemente, provocador y polémico. Allí donde él aparece –carta, acta de sesiones, artículo periodístico o memoria oral- sus gestos y palabras suelen estallar discordantes, rompiendo con lo convencional y previsible. Desastroso, bodrio, subversión, ¡qué clavo!, perfidia, monstruosidad, semejante pastelero, a la marchanta, propósito diabólico,  son términos que surgen de sus escritos, encajando a la perfección con la imagen que de él nos pinta Cárcano: mal hablado, nervioso, efluente, cálido.21 No es extraño entonces que lo encontremos en medio de polémicas y conflictos.

Su estilo enfático y frontal sacudió la atmósfera severa y parca de Facultad y Academia. Allí -si bien se agitaban las pasiones y la competencia como en cualquier ámbito humano- todo se expresaba a través de códigos más formales y circunspectos.

Uno de los conflictos tuvo lugar en diciembre de 1884, recientemente incorporado al cuerpo docente. Tras presentar algunas propuestas que fueron objeto de rechazo o dilaciones sin término, rompió la regla no escrita de los claustros y ventiló en la prensa asuntos que todos conocían pero procuraban no trascendieran puertas afuera.

Los pormenores de esta polémica nos dicen mucho, tanto sobre el personaje  como sobre la Universidad de entonces.

La cuestión de la denuncia periodística

El 4 de diciembre de 1884 apareció en el diario “El Interior” (dirigido por Cárcano y del Viso) una nota titulada “La Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas”, cuyo contenido no era de los que pasan desapercibidos: Plantada en Córdoba en ese tiempo en que se apedreaba por la calle a quienes no inclinaban la frente ante la preocupación retrógrada, era la ciencia que salía a la arena para luchar cuerpo a cuerpo contra su enemigo eterno y asesino de sus maestros, el fanatismo ignorante que oprimía nuestra sociedad con esas  mismas manos inquisitoriales teñidas en sangre, pero siempre levantadas al cielo en demanda de indulgencia.

(...) Se pregona como constituida por eminencia científicas pero cuya autoridad es harto discutible (y al amparo de sus estatutos) (...) se ha distribuido como en familia, sobre tablas, a la marchanta y como cosas de poca monta, no sólo títulos “honoris causa” sino también títulos profesionales, como actualmente se está haciendo. Cualquier catedrático de la Facultad, de cualquier asignatura puede obtener el grado de Doctor en Ciencias Físico- Matemáticas sin rendir examen alguno, debiendo únicamente presentar una tesis o trabajo que asegure ser hecho por el candidato.

El artículo 9º da el derecho a los doctores en Ciencias Físico-Matemáticas a cualquiera de los títulos profesionales que expide la Facultad, presentando el proyecto o trabajo correspondiente. Es decir que una vez bautizado con el Doctorado, nuestro Catedrático tiene derecho a ser Agrimensor, Arquitecto o Ingeniero sin rendir examen alguno, sin conocer una palabra de Mecánica, Cálculo ni Construcciones y por el mero hecho de disertar en su  casa y por el término de dos meses sobre un tema que le designen los colegas

En otro orden, señala: En el transcurso de este año escolar los cursos atendidos por catedráticos titulares sólo han sido 4, siendo 9 el número de ellos. Los demás viajaban, paseaban o se curaban haciéndose reemplazar por suplentes a medio sueldo.

El curso de Trigonometría ha sido hecho por un alumno a título de suplente

Es indispensable que el Consejo Superior de la Universidad ponga un término a tales abusos, imponiendo una severa disciplina y reformando los estatutos.

Sabemos que está en estudio de Comisión un proyecto de reforma del plan de estudios propuesto por el ing. Casaffousth, Catedrático de Mecánica(...) la reforma propuesta es radical, y que ese plan se halla a la altura de las instituciones más adelantadas de este género, por lo que no dudamos será aprobado(...)

Si a esto el Consejo Superior agrega las medidas que requiere una buena disciplina, nuestra Facultad será lo que hace tiempo debió ser

La primera e inmediata consecuencia de la publicación, fue que el doctor Arturo Seelstrang (al cual nos enteramos, en consecuencia, se aludía) retirara al día siguiente la solicitud que había presentado el 23 de octubre anterior para obtener el diploma de ingeniero civil. Lo hace el 5 de diciembre de 1884 en una nota cuyo tono neutro contrasta con el de quien la provocara: El infrascripto pide el permiso de la Honorable Facultad para poder retirar la solicitud que presentó hace algún tiempo acerca del diploma de Ingeniero Civil. Es justicia. Arturo Seelstrang – Catedrático22

En un ritmo de acontecimientos vertiginoso para la sosegada vida universitaria, al día siguiente los académicos de la Facultad tratan la nota de Seelstrang.. Éste la atribuye a un ataque inconsiderado de “El Interior” a la Facultad y a sus Estatutos, y agrega Que él no quería aparentar haber adquirido el diploma (...) por medios ilícitos, aunque podía acreditar con certificados haber ejercido la profesión durante 20 años y dirigido obras de consideración

A continuación se retiró del salón para que se pudiera tratar su caso, ocupando la presidencia el doctor. Oscar Döering. Tomó entonces Casaffousth la palabra, expresando que los títulos los consiguen los alumnos mismos demostrando en la pizarra su competencia y es allí donde debían buscarlos todos. Que consideraba al Dr. Seelstrang suficientemente idóneo y bastante capaz para someterse a un examen general como los demás, y que por estas razones aplaudía su proceder” y votaría a favor de la aceptación del retiro de su solicitud. Aunque Döering tiene una postura diferente, finalmente por mayoría absoluta se acepta que la retire.

Retorna entonces el decano Seelstrang al salón y, ante la persistencia de Casaffousth, que insiste en sus propuestas de reformar el Plan de Estudios, mantiene su posición de postergar su tratamiento, alegando que ya no hay tiempo en ese año. 23

Ese mismo día, en una carta al diario “El Interior”, Seelstrang procura explicar sus ausencias, así como las de los otros profesores aludidos en el artículo, en tanto acusa a su vez a Casaffousth de ausentarse de sus clases. Agrega: Siendo un profesor de la Facultad, como lo afirma la Dirección de ese diario, el autor del artículo no debió refutar por la prensa los defectos que puedan tener los estatutos y plan de estudios (...) El seno de la Facultad es el debido lugar donde pueden ser provechosas estas discusiones y donde hasta hoy (...) todos los profesores han encontrado el mejor deseo y la más decidida cooperación y compañerismo entre los demás colegas”.

De modo mediático continúa el tema tres días después, pues “El Interior”, en primera plana, expone todo tipo de testimonios, cual un público tribunal en el que se ventilara un juicio con testigos. Allí se le pregunta al doctor Seelstrang si puede ignorar –a pesar de sus largas ausencias ocasionadas por sus misiones, tan fecundas!- que la Facultad de Córdoba no ha dado aún (...) lo que debe esperar de ella el país que la costea. Algo tan sencillo de entender, agrega irónicamente el periodista (aparentemente el mismo  Casaffousth) como un curso de topografía.

Nos hemos sublevado contra la facilidad con que se daban ciertos títulos y contra la impertinencia de ciertos pedidos de diplomas profesionales y casi inmediatamente hemos tenido la satisfacción de ver un candidato al diploma de Ingeniero Nacional dar el aplaudido ejemplo de una hermosa retirada.”

Pide finalmente “que la enseñanza de la Facultad  de Ciencias Físico-Matemáticas sea tan respetable, tan seria y tan completa como lo exigen los sacrificios que impone al país, y para esto consideramos que es tiempo de concluir con abusos que permiten a 5 catedráticos sobre 9 el hallarse ausentes de sus cátedras y de entregar la enseñanza superior a suplentes que algunas veces tienen la competencia requerida, pero que demasiado a menudo carecen de prestigio. Pedimos que tanto los profesores como los alumnos demuestren en la pizarra poseer una preparación verdaderamente seria.

Se publica aparte una carta firmada por Casaffousth, imputando a Seelstrang de haber rebajado al carácter de personal lo que había comenzado como una cuestión de principios. Aclara que sólo tiene una inasistencia, por enfermedad, y refuta todas las acusaciones del Decano apoyándose en testimonios escritos del Rector de la Universidad, Natanael Morcillo y de Pablo Cottenot, “catedrático en Matemáticas Superiores”. Considera que lo ocurrido demuestra “cuáles son los motivos que tiene el que suscribe para dejar su carácter de catedrático y descender a la arena de la prensa para hacer oír su palabra”

Morcillo avala sus dichos, lo mismo que el Secretario, señor J. Díaz Rodríguez. Y el profesor Cottenot es instado públicamente para que diga: si ha oído alguna vez que se le haya censurado por cualquier motivo..., si es cierto que desde el mes de junio hemos pedido la reforma del plan de estudios de la Facultad y si le consta que durante este año he desempeñado la cátedra de Construcción que me corresponde(…). Habiendo sido Ud. seguramente el catedrático que con más asiduidad ha desempeñado sus cátedras, mejor que nadie está al cabo de cuanto ha ocurrido en la Facultad.

Cottenot responde avalándolo, aunque a regañadientes, con un estilo formal y sobrio, muy diferente al de su enfático interlocutor: En honor a la verdad y aunque me cueste entrar en tales contiendas, puedo y debo afirmar que jamás en el seno de la Facultad, a la cual ha asistido con toda regularidad, jamás se ha votado censura alguna a su respecto, diré más y es que hubiera extrañado que se hiciese mención de ello. En cuanto a su asistencia a los cursos que le corresponden, sus cuadernos, sus alumnos y sobre todo las planillas de presencia que firma el Decano de la Facultad, lo atestiguan mejor de lo que podría hacerlo yo.

Nuestro plan de reforma de los estatutos data desde el mes de junio y no he perdido aún la esperanza de que con la ayuda de nuestros colegas que querrán ayudarnos, lo hagamos prevalecer con éxito, corrigiendo así las imperfecciones del que está en vigencia

Tras exponer estos testimonios, Casaffousth cierra, satisfecho: Creo que con esto basta y sobra por toda respuesta. Pero se equivocaba.

El 11 de diciembre de 1884, se reúne el cuerpo académico de la Facultad; leen el primer artículo, calificado por Seelstrang como “un atentado al orden y la disciplina”, pues los cargos “debían haberse hecho en el seno de la Facultad” para que ésta los levantase o corrigiera. Cottenot, a su vez, afirma que el Decano no debería :haber publicado su contestación al mismo sin reunir antes a la Facultad, que ésta no lo había autorizado y que los conceptos vertidos por él no eran verdaderos. A ello responde Seelstrang que: Aún cuando todas las palabras (...) que esa contestación contenía fueran falsas (...) ello no aminoraría la falta cometida por el articulista (...) formaría una segunda cuestión que podría tratarse después

Casaffousth, por su parte, insiste en su postura acerca de que el Decano debía velar si los catedráticos cumplían con su deber como tales, y no como particulares a lo que Seelstrang responde no reconociéndole “doble personalidad” y recordándole que el artículo 9º del Estatuto Provisorio le da derecho a mantener el orden y la disciplina

En un episodio que linda con lo pueril, Seelstrang comienza a preguntar uno por uno a los catedráticos presentes “quién era el autor del artículo citado”. Cuando llega el turno a Casaffousth, éste pide que conste en actas su respuesta: “como catedrático no, como particular, sí”. Luego agrega –tenaz como pocos- que habían sido citados para tratar el proyecto de plan de estudios y(...) estaban tratando cosas muy distintas

      No quedan testimonios de la deliberación posterior, pero constan las palabras de Cottenot afirmando que la Facultad acaba de imponer un serio castigo a Casaffousth, y pidiendo se analice también la cuestionada nota de Seelstrang al diario, aunque no logra más que la promesa (incumplida luego) de encargarlo a una comisión.

El texto de la medida, que el mismo 11 de diciembre de 1884 se eleva al Rector Morcillo, indicando que ha sido un acuerdo dado en sesión, es el siguiente:.

Considerando:

1º Que en los nºs 1342 y 1345 del diario “El Interior” se ha lanzado ataques violentos contra esta Facultad, cuyo autor, según declaración de él mismo hecha ante aquella, es el Sr. Don Carlos Adolfo Casaffousth., catedrático de la misma

2º Que ese Sr. debió hacer presente a la Facultad misma sus observaciones sobre los defectos tanto de la marcha de la enseñanza como sobre el Plan de Estudio y que, en caso de no ser éstas atendidas, el  Honorable Consejo Superior de la Universidad era el único tribunal donde debían gestionarse sus quejas

3º Que de ningún modo debió apelar a la prensa antes de haber recorrido los trámites legítimos trazados por los estatutos universitarios ni mucho menos de la manera violenta como lo ha hecho

4º Que, por lo tanto, ha incurrido en una grave falta contra el orden y la disciplina universitarias

5º Que las facultades tienen el deber de mantener dicho orden y disciplina

Esta Facultad en uso de los derechos que le confiere el art. 24 inc 9 del Estatuto Provisorio vigente, resuelve:

Suspéndase al Prof. D. Carlos Adolfo Casaffousth por el término de un mes.24

Ante este escueto texto, el  sancionado presenta al Honorable Consejo Superior de la Universidad de Córdoba una desbordante apelación: (…) llamado por distinción del Gobierno a desempeñar la Cátedra de Mecánica y Construcciones(...) a pesar de las aseveraciones del señor Decano, mal impuesto sin duda durante su prolongada ausencia, he desempeñado con exactitud, y hasta puedo decir con celo, los deberes de mi cargo. Los testimonios de mis alumnos, del señor Secretario General de la Universidad, de la Facultad misma, de mi honorable y laborioso cólega (sic) el Sr. Cottenot, el de V. Mismo, Sr Rector, me justificarían si fuera necesario...

Al entrar en la Facultad(...) tenía la más alta idea de esta institución, de su rol y de los deberes que me incumbían, así como a mis colegas (...)formar profesores e ingenieros es cuestión capital(…) Poco tardé, por desgracia, en observar vicios sensibles en la redacción del plan de estudios y abusos peligrosos que deploraban como yo aquellos de mis colegas que se tomaban a sí mismos en serio. Los titulares de 5 cátedras sobre 9 se hallaban ausentes, y los alumnos descorazonados por la inexactitud de la enseñanza, por su insuficiencia, daban libre curso a su indolencia o a su descontento.

Después de haber deliberado con algunos de mis colegas, creí deber preparar un proyecto de reforma del plan de estudios como antecedente de una reforma disciplinaria más completa. Esperaba una buena acogida (y rápida) pero tropezó con largos expedientes que disimulaban mal la intención de hacerlo fracasar, y se pregunta si la medida que ayer ha recaído sobre él no va dirigida contra ese proyecto.

En tanto(...) los exámenes han venido a probarme cuán escasa era la preparación (...) de los alumnos. Haciéndose eco de quejas de padres y buenos alumnos, había creído su deber llamar la atención de los poderes públicos, por medio de la prensa para una situación a la que no veía otro remedio.

Este es el crimen que se me imputa. La Facultad, establecimiento de utilidad pública, sostenido con los dineros del Estado, acaso no emana del público? ¿Es acaso un santuario donde la prensa no puede ni debe llevar sus investigaciones so pena de ser acusada de sacrílega? ¿El diarismo no es acaso el órgano autorizado para las reclamaciones legítimas de los ciudadanos perjudicados?

No cree haberse apartado de la moderación ni faltado la consideración a colegas. No ha hecho nombres. ¿Acaso he nombrado de un modo cualquiera a los profesores que hacían de sus cátedras una canonjía lucrativa y que aprovechaban de la complacencia hiperbólica de sus colegas para prolongar irregularmente una ausencia ya larga?¿He indicado acaso las tesis cuyo examen hubiera perjudicado indudablemente el prestigio de la Facultad? Tengo conciencia, señor Rector, de haber permanecido en el terreno de los principios, de haber condenado sólo hechos o prácticas cuyo sacrificio exige el interés público

Por el interés público hemos pedido que se ponga un término a ausencias tan escandalosas como onerosas para el tesoro; es en el interés público que hemos pedido que profesores y candidatos se sometan a pruebas más serias de su saber y es en el interés público que hemos pedido la reforma de un programa sembrado de contrasentidos grotescos

Pide justicia. A las proscripciones de una rutina plagada de ignorancia, de los sostenedores de los sectarios, cuya firma se ha asentado al pie de peticiones clericales, de las complacencias cómplices de prácticas que roen igualmente la enseñanza y el tesoro público, el H.C.S. opondrá el veredicto esclarecido de la independencia. Por su parte, él cuenta con el dictamen de mi conciencia, segura del testimonio de mis alumnos y del juicio del público esclarecido25

La crisis continúa; Seelstrang decide no convocar a Casaffousth a la sesión del día 12 por considerarlo suspendido, criterio no compartido por todos los catedráticos. Finalmente se resuelve que aún cuando la Facultad podía siempre sesionar con tal de tener quórum, dadas las circunstancias dolorosas por las que había travesado, creía justo y conveniente no lo hiciera hoy 26

Enseguida, el tema llegó al Consejo Superior de la Universidad. Se trató el tema sobre tablas y “con verdadera prolijidad”, concluyendo que en los artículos periodísticos cuestionados sólo se hacían algunas críticas al Plan de Estudios de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas, que no podían ser vedados a un catedrático, que a la vez podía ser periodista, ni a nadie (...).la suspensión de un profesor era una pena tan grave que solo debía imponerse en muy determinados casos, como en los de mala conducta, por ejemplo, escándalo en las aulas, etc.

Finalmente, tras escuchar a ambas partes, el H.C.S. decide, por unanimidad, revocar el acuerdo que determinó su suspensión.27

Consignemos, por último, que en la próxima sesión de la Facultad que se realizó el 15 de ese mes, Casaffousth volvió a insistir con su propuesta de reforma al plan de estudios... y Seelstrang volvió a postergarla. Como para demostrarnos, además, que  los reclamos del Ingeniero tenían razón de ser, el mismo Seelstrang plantea el tema de la prolongada ausencia de algunos de los Sres. catedráticos, circunstancia que había caído ya bajo la crítica de la prensa local y exigía alguna medida (Bachmann llevaba un año de licencia por un congreso de Mineralogía; Adolfo Döering también llevaba mucho tiempo ausente). Casaffousth propuso entonces emplazar a los Sres. catedráticos ausentes para presentarse el 1º de marzo lo que fue aceptado.28

A pesar del clima aparentemente respetuoso y calmo que se percibe en la reunión, el 23 de diciembre Seelstrang presenta su renuncia al Decanato en vista del acuerdo del H. Consejo Superior (...) al que no puedo amoldar mi manera de pensar ni de obrar. Esta renuncia será retenida por Döering y al año siguiente (1885) se le pedirá a Seelstrang que continúe en su cargo, lo que acepta. Casaffousth, en tanto, fue designado delegado por la Facultad al Consejo Superior. La conmoción había cesado, y las fuerzas internas se habían reacomodado.29

Cuatro años después, una nueva crisis tendría por principales protagonistas a los mismos personajes. Los nombres de Döering, Seelstrang y Casaffousth se cruzarán nuevamente en lo que podríamos llamar “la cuestión de las ternas”, con la que culminaría el período del Decanato del Ingeniero.

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La cuestión de las ternas

El 20 de marzo de 1889, el Rector de la Universidad pidió a la Facultad de Ciencias  que le elevara las ternas para la provisión de las nuevas cátedras que la Ley de Presupuesto vigente ha creado. Para presentar los candidatos se designó una comisión que, entre otros, integraba Adolfo Döering y  presidía Casaffousth. 30

En una verdadera maratón de reuniones, el 23 de marzo el acta consigna que se ha acordado unánimemente que el orden de los nombres en esas ternas ninguna importancia podía tener ya que el gobierno elegirá a quien crea conveniente, curiosa afirmación que parece llevar el sello de Casaffousth. El 29, éste y Adolfo Döering manifiestan opiniones contrapuestas: el primero plantea que hay que formar las ternas, el segundo propone en cambio que se nombren profesores interinos, para que después, conforme se encontrasen buenos profesores, se fuesen haciendo las ternas respectivas. Aunque no se lo explicita, entre líneas se lee la prevención o desconfianza hacia quienes se presumía las integrarían.

El 2 de abril Casaffousth remite las ternas al Rector, y se intuyen los problemas detrás de sus formales palabras sobre la dificultad (...) de encontrar personas que reúnan las condiciones exigidas para desempeñar las delicadas funciones del profesorado. Una semana después, Oscar Döering objeta la formación de las ternas. 31

El 12 de abril el tema llega al Consejo Superior y cuando se propone pasarlo a comisión,  es manifiesto el malestar existente. El decano Casaffousth pide se lo trate sobre tablas:  Que los profesores actuales están muy recargados con el servicio de 3 o 4 cátedras. Que desde hacía 4 años se solicitaba la división de las mismas, y que ahora que el Congreso las había acordado, se pretendía retardar su provisión. Que, por falta de personas competentes había costado formular esas ternas, que no permitiría se hiciera una excepción con su Facultad, pasándola a comisión, toda vez que se estilaba darles un voto de confianza y aprobación sobre tablas. 33

Podemos detectar nuevamente la existencia de dos posturas: una (la de Döering), que intenta dilatar la formación de las ternas hasta contar con elementos más idóneos para cubrirlas; y otra (la de Casaffousth) que quiere cubrirlas con los profesores que haya, sin más dilaciones que puedan hacer peligrar la división de cátedras que habían logrado. (Recordemos su viejo empeño por cambiar el plan de estudios)

Nos enteramos, por fin, de los cuestionamientos fundamentales que se le hacen al Decano: los títulos académicos de los postulantes (de los que se parece dudar, aunque nadie lo diga) y el orden en que armó las ternas, el cual dice Döering otro era (...) según lo resuelto en la Facultad, lo que también parecería implicar una acusación..

Casaffousth, en el estilo que ya le conocemos, replica que el orden de las ternas en nada podía influir en la más o menos acertada elección, toda vez que S.E. era muy dueño de elegir al que le pareciese, y que sobre todo, el ya conocido era el orden fijado por la Facultad, que podía consultarse el acta respectiva. Tras un intenso y suspicaz diálogo –casi un interrogatorio a Casaffousth- las ternas se aprueban, quedando algunas condicionadas a que los Sres. que resultasen electos catedráticos, antes de entrar a desempeñar sus funciones, revalidasen sus títulos en la Facultad respectiva.34  Pero en la Facultad las aguas no se calmarían tan fácilmente...

El 17 de abril, los claustros se conmocionan. El Vicedecano Oscar Döering remite a Casaffousth una nota según la cual: a pedido de un gran número de académicos, esta Facultad celebrará sesión extraordinaria el día de hoy a las 5 p.m., a la cual le invito. El orden del día incluye solamente una nota de Adolfo Döering pidiendo el enjuiciamiento del Decano Titular por el asunto de las ternas para profesores

Casaffousth responde reprochando el procedimiento irregular, ya que es el Decano quien debe citar a sesión: Si algunos Sres. Académicos desean reunirse en sesión extraordinaria para tratar, no sólo cualquier asunto de interés para la Facultad, sino hasta para enjuiciarme, puede estar seguro el Sr. Vice Decano que no trepidaré un instante en citarla, y no creo que pueda presentarse alguno que desmienta esto. Conozco perfectamente las responsabilidades de mi cargo y me considero como hasta ahora con sobrado carácter para soportarlas.

Se refiere luego a estos(...) procederes que por la irregularidad con que se llevan a cabo, revistan el carácter de subversión  (siendo) por lo tanto, nulos, y que sólo podrían producir una atmósfera perjudicial para la Facultad, al traslucirse ante el público

(...) no puedo menos que recomendar al Sr. Vice Decano la mayor prudencia, seriedad y discreción por el buen nombre de la Universidad a que pertenece la Facultad que presido y eso tanto más que estamos en vísperas de levantarla del abatimiento y paralización en que por tantos años ha estado postrada

En resumen, Sr. Vice Decano, la Facultad no puede sesionar sin mi conocimiento, a objeto de que yo mande citar. Si algunos Sres. Académicos desean que se reúna (...) pueden solicitarlo de mí (...) inmediatamente impartiré las órdenes necesarias para que se repartan las citaciones.

A pesar de tan enérgica  respuesta, igual se reunieron los Döering y siete catedráticos más, entre los que figura el nombre de Seelstrang (dato curioso porque salvo esta excepción, no aparece  en las actas desde, al menos, marzo de 1888 hasta mayo de 1890, fecha en que vuelve a figurar). Reunidos en quórum legal, y con el único fin de evitar cualquiera objeción acerca de la legalidad de nuestro proceder, piden a Casaffousth cite a reunión extraordinaria a fin de analizar una nota de Adolfo Döering que adjuntan.  En ella, califica de censurable a la conducta del Decano Titular, Sr. Ingeniero Carlos A. Casaffousth en los últimos asuntos que son del dominio de todos y pide en defensa de sus derechos y de su dignidad, procedan a enjuiciar al mismo (por) haber alterado arbitrariamente las ternas para las nuevas cátedras de esta Facultad, comprometiéndose a detallar y sostener su acusación.35

Desconocemos la evolución posterior de este conflicto Sólo tenemos algunos datos aislados, que suman interrogantes más que respuestas. El 22 de abril, en un documento de discutible validez, Casaffousth dispuso la cesantía como Académico de Seelstrang, por haber faltado a más de 5 citaciones consecutivas36. Éste apeló, alegando que por disposición del Gobierno Nacional era Segundo Comisario de la Comisión Argentina de Límites con el Brasil, habiendo partido hacia las misiones en enero de 1887, para entregarse “de lleno” a tan ardua tarea. La nota tiene un tono sereno, ceremonioso y algo irónico: Es recién ahora, después de transcurridos 3 años, que el Sr. Decano nota mi ausencia en más de 5 sesiones. El Ministerio de Relaciones Exteriores avala sus dichos.  37

A partir de allí no encontramos referencias a Seelstrang ni a las ternas. Sólo la renuncia de Casaffousth a su cargo de Decano y a sus cátedras (luego recuperaría algunas), en  junio de 1889. No explicita motivos, solamente indica que le resulta de todo punto imposible continuar desempeñando ese cargo. (Junio es precisamente el mes en que se terminan las obras del dique San Roque). Por iniciativa de Ángel Machado, se le extiende una nota de agradecimiento, que será firmada por el nuevo Decano, Eleazar Garzón, por la cual: La H. Facultad de Ciencias Físico – Matemáticas le hace presente su reconocimiento por los importantes servicios prestados a este Instituto durante el tiempo que ha desempeñado el Decanato, con tanta actividad y celo como inteligencia, encaminando esta Escuela de Ingeniería de la manera más patriótica. Al cumplir este encargo para mí altamente honroso, no me resta sino ofrecerle las seguridades de mi mayor aprecio38 

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EL RECONOCIMIENTO DE LOS SUYOS

La presencia de Casaffousth en el seno de la Universidad de Córdoba, como catedrático, Decano o delegado al Consejo Superior, no fue una presencia neutra ni meramente formal: integró comisiones, preparó textos, propuso y aplicó sanciones a colegas y alumnos, promovió reformas y desató polémicas que en algunos casos se mantuvieron dentro del ámbito de la institución y en otros trascendieron afuera..

Cuando existieron conflictos internos, los nombres de Oscar Döering y, particularmente, de Arturo Seelstrang fueron los que más claramente se alzaron como el otro término de la confrontación.. Seelstrang era Decano de la Facultad cuando Casaffousth se incorporó a la misma, en 1884, y también lo era cuando en 1895 nuestro Ingeniero renunció y se alejó de ella para siempre. Seelstrang será –paradójicamente, a pesar de sus largas ausencias- una figura casi omnipresente en la Facultad hasta su muerte, ocurrida en enero de 1896, a los pocos meses de haberse marchado Casaffousth definitivamente. Las actas de la Academia de Ciencias durante ese mismo lapso revelan la permanencia e influencia de Döering y Seelstrang en el seno de la misma. Ocuparon reiteradamente la presidencia, y sus iniciativas y opiniones fueron siempre decisivas.

Aunque hemos revisado el ángulo conflictivo de la inserción de Casaffousth en la comunidad científica que tuvo su sede en la Facultad y Academia de Ciencias, de la lectura detenida de la documentación no surge la imagen de un rechazo recíproco, sino de un progresivo respeto y, en algunos casos, de un decidido apoyo. Ello puede derivar de los avances en el mutuo conocimiento y consiguiente reconocimiento de capacidades, como también de cambios producidos en la composición de la Academia  -debidos en parte a las reformas introducidas por el mismo Casaffousth en la Facultad, a partir del cambio de planes de estudio-. No puede tampoco obviarse el impacto que ha de haber tenido en la comunidad científica de Córdoba el tema de las Obras de Riego, a través de su proyecto, realización, cantidad y calidad de profesionales que en ellas trabajaron (algunos como Lenglet, Cuadros, Decker y el mismo Casaffousth docentes a su vez en la propia Facultad), así como la cuestión de las cales hidráulicas promovida por Bialet Massé y aún las voces detractoras de las obras, como la de Sebastián Tessi, que también se desempeñó en la misma Facultad.

Respecto de la relación Casaffousth-Universidad, podemos agregar algunos puntos significativos a los ya mencionados en este trabajo. Su presencia y participación, muy activas en algunos años (v.g. 1884, 1885, 1887 y 1888) fue declinando notablemente en otros, como 1886, 1889 y 1891, en que los avatares de las Obras de Riego absorbieron todo su tiempo y atención. De todos modos, causa admiración su casi sobrehumana capacidad de trabajo.

Después de haber renunciado al Decanato en 1889, siguió mostrando protagonismo en las sesiones de la Facultad, interviniendo en decisiones sobre exámenes y equivalencias, integrando diversas comisiones y siendo con frecuencia miembro informante de las mismas. También aparece después de su renuncia una referencia a las cuentas de ingresos y egresos que llevó durante su mandato, las cuales se encontraron claras y en regla, acorde a su modalidad detallista y organizada.

En 1891, un año en que la polémica del Dique alcanzaba tonos cada vez más duros, su asistencia y participación en la Facultad fue regular y dinámica. Integró comisiones de presupuesto y revisoras de cuentas. También, la que revisaría el plan de estudios. Esto nos revela que había logrado entre sus colegas un nivel de valoración y respeto que no parece haber sufrido mella por los calumniosos comentarios (que iban a ir in crescendo) sobre la supuesta incapacidad o defraudación en la realización del Dique San Roque y las obras de irrigación conexas.

En setiembre de 1892, en las instancias previas a su procesamiento y detención, y ante la conmoción causada por el informe del autotitulado ingeniero Stavelius -que denunciaba graves fallas en el proyecto, la construcción y el material utilizado en el dique San Roque- el diario El Porvenir publica la siguiente nota de público apoyo a la solidez del mismo, firmada por los ingenieros Cuadros, Decker, Sesmero González, Duvoy y Lenglet:

Los abajo firmados, previamente invitados por la superioridad para asistir a la visita oficial al Dique San Roque el día 10 del cte., han resuelto expresar sus impresiones en la siguiente forma: Respecto de los agrietamientos, en ambos paramentos, opinan que no hay base posible de discusión, puesto que ellos no existen.(…)  Los supuestos arrastres de cal, no eran otra cosa que las lechadas de las mezclas de los macizos que por razón natural rebosan y cristalizan al exterior, como sucede en toda gran masa de mampostería El revoque de la cara interior presentaba un aspecto natural sin que en su superficie indique o acuse ningún agrietamiento que pruebe movimiento alguno en la masa de la obra Los desperfectos en los desarenadores …que en nada afectan actualmente a la solidez y estabilidad del dique, han obedecido probablemente a la dificultad del desagüe a causa de los remolinos producidos por la elevación del lecho del río aguas abajo. Observaban algunas filtraciones que en nada puede afectar a la solidez del dique. Se pronunciaban en contra de las reparaciones que Kürzer efectuaba en los desarenadores,  y todas las indicadas por Stavelius. El grave desperfecto que detectaban en la compuerta del sur, resultaba del poco cuidado con que estas máquinas han sido tratadas39 Durante el período más álgido de procesamiento y detención de Casaffousth, también se nota un implícito apoyo del resto de los catedráticos, en las responsabilidades que le confían y en la aceptación que hacen de sus propuestas en el seno de la Facultad.

A partir de 1894, sus participaciones son más esporádicas y sus inasistencias cada vez más frecuentes, usualmente por motivo de enfermedad, acompañando certificados médicos. Según ellos, serían fuertes ataques reumáticos los que determinarían la interrupción de sus clases, afección congruente con el ámbito donde había desarrollado su tarea, entre el agua y la humedad. Poco a poco, se alejará de sus cátedras, de la Facultad, de la vida cordobesa. Su renuncia era sólo cuestión de tiempo, y llegó por fin en junio de 1895, cuando cortó definitivamente su relación con la Universidad de Córdoba y se marchó de esta ciudad..

El 16 de agosto de 1895, habiendo sido elegido Belisario Caraffa para reemplazarlo, pronunció en el seno de la Academia, palabras de reconocimiento y reivindicación hacia Casaffousth:.

(...) vengo a ocupar el puesto del ex profesor y del amigo ausente, Ingeniero distinguido que a la mitad de la vida ha conquistado una posición saliente ante las más renombrados ingenieros, y escrito su nombre en la Historia de la Ingeniería Argentina con las letras colosales de los muros babilónicos y los gigantescos rasgos de los canales grandiosos que constituyen las Obras de Riego de Córdoba

El talento, la vasta instrucción y la experiencia del Sr. Casaffousth  son difícilmente reemplazables, aspirar a ocupar un puesto que él deja es noble anhelo de un Ingeniero  argentino (...)

El Exmo Gobierno, distinguiéndome más de lo que merezco, entregóme la obra del Sr. Casaffousth para dirigir su explotación y administrarla. Para ello era preciso en 1er lugar conocerla; no es bastante un examen superficial(...) que es suficiente para admirar la grandeza de su concepción y la excelente ejecución de las mismas. Es menester un estudio en detalle de su comportamiento, de sus deficiencias, de su estado actual, de los cuidados exigidos para su conservación, del plan y los medios con los cuales puede obtenerse su desarrollo y los resultados prácticos para que fueron construidas.

Cuando en ese estudio se penetra, la admiración por la obra aumenta, el respeto y la gratitud hacia los que lo llevaron a cabo y el amor por la ciencia se imponen y crecen; porque la construcción de estas obras será el bienestar de muchos millares de hombres y la admiración de las generaciones venideras40

Respecto del ingeniero que había inspirado tales palabras de reconocimiento, podemos agregar que, después de marcharse de Córdoba, realizaría aún algunas importantes obras hidráulicas, como el Canal de la Cuarteada, en Santiago del Estero, donde también  perdió dinero y la vida de otro de sus hijos.

En agosto de 1900, una pleuresía puso fin a su existencia, a los cuarenta y seis años de edad, en una casa de campo perteneciente a la familia Lazo –la familia de su esposa- cerca de la localidad entrerriana de Gualeguay.

Su obra sigue en pie. Jamás cedió, ni aún cuando se pretendió derribarla con dinamita tras la construcción del nuevo dique San Roque.

En cuanto a la Universidad, recién en 1956 encontramos testimonio de un homenaje, por parte de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales a su primer Profesor de Hidráulica y 4º Decano,  en la época de su organización, cargos en los que descolló con talento y sabiduría.

Es por resolución 159/56 que: El Decano Interventor de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales

Resuelve:

Art. 1º: Designar a los Profesores Ingenieros José Benjamín Barros y Filemón Castellanos Posse para que se trasladen a la ciudad de Gualeguay y rindan homenaje al Ingeniero Carlos Adolfo Casaffousth, depositando ante la tumba que guarda sus restos una palma de flores, y llevando la palabra recordatoria de esta facultad que tanto le debe.

Castellanos Posse tiene a su cargo las palabras en este ... justiciero homenaje que –a pesar de la tardanza con que se realiza- era reclamado imperativamente por el recuerdo ejemplar de la modestia de su talento, la resignación de su sacrificio, la fama de su nombre y la grandeza de su obra.

(…) es también una deuda de Córdoba, donde la clarividencia de su mente y la vastedad de su saber levantaron –en aquella misma época- el dique San Roque para represar el lago más grande del mundo. La Facultad, que Casaffousth iluminara con el brillo singular de su actuación, cuando recién empezaba a formarse(...)

La envidia, la maledicencia y la incomprensión le hicieron su víctima; (...) la calumnia golpeó su rostro (…)Después, el fallo sereno de la Justicia, con el ritual de práctica, le devolvió lo que él no había perdido, su buen nombre y honor, pero jamás pudo devolverle la bonanza espiritual, sacudido y maltrecho por el sacrificio, por el sufrimiento, por la amargura, por la infamia, por el desengaño y por la ingratitud.

Treinta años de injusta ingratitud han burilado pacientemente –en el granito mismo de la obra y con la fuerza ponderable de los hechos- el monumento negado por los hombres, para perpetuar, de generación en generación, el genio luminoso de Carlos Adolfo Casaffousth.

“Señores: la Facultad de Ingeniería de Córdoba acaba de llenar un vacío ahondado durante 60 años, y si el gesto –merecido sobradamente por Casaffousth- glorifica su memoria, honra también al claustro que la realiza y lo proclama con un hondo sentimiento de justicia.

Maestro ilustre: de hoy en más podrá decirse, con orgullo, ante tus cenizas veneradas, que Córdoba y su Universidad han cumplido con su deber”

Fue la última vez que Casaffousth tuvo un homenaje oficial de trascendencia. Hoy, el dique está bajo las aguas. Su nombre, asociado a un suicidio que no ocurrió. Su memoria, confiada al cuidado de los historiadores antes que al de las entidades oficiales.

A preservar esa memoria se suma el presente trabajo, aportando testimonios que contribuyan a completar la semblanza de uno de los hacedores del dique San Roque: un ser humano golpeado por grandes pérdidas a lo largo de toda su existencia, un profesional dedicado y reconocido, un catedrático de la Universidad de Córdoba que pareció llegar a la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas –como el tábano emblemático- para picarla y mantenerla despierta

Doralice Lusardi                                               e-mail: doralicel@yahoo.com.ar 

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